dilluns, 4 de juny del 2012

Todo tipo de violencia es un ataque contra la dignidad

Todo tipo de violencia contra las personas constituye un atentado contra su integridad física, psíquica o ambas y es un ataque directo contra su dignidad. La violencia contra las personas es una grave violación de los derechos humanos y un serio problema social que, para su erradicación, requiere la implicación de todas la sociedad.


El hecho de la violencia contra las personas, siempre grave, es aún mucho más grave y decepcionante cuando se convierte en violencia doméstica, en violencia en el ámbito familiar. La familia es el escenario principal, libremente escogido por las personas adultas, para compartir ilusiones, proyectos, expectativas de futuro, planes de vida en común. La violencia dentro de ella destruye radicalmente la red de intercomunicación vital entre sus miembros.

La violencia es un término que siempre habla de desequilibrio de fuerza, de abuso. Se hace violenta cualquier actuación desproporcionada de quienes conviven, están o inciden en las vidas de otras personas más débiles, utilizando las distintas formas de fuerza de que una persona puede disponer. Y así lo fuerte ataca, pone en crisis lo más débil. Lo más débil en nuestra sociedad está representado principalmente por,

1. los niños y niñas respecto a todas las personas adultas incluidos su padre y su madre (sólo les queda, como arma "defensiva" y de alarma, el llanto muchas veces acallado también por la fuerza);
2. las personas ancianas respecto a su "hogar de acogida", donde más de una vez son sentidas como estorbo para la buena marcha del "hogar" ( a ellas les es imposible a veces incluso el llanto o es un llanto silencioso a veces encubierto con el término de demencia senil).
3. las mujeres, en general, con respecto a los varones y, a veces, a otras mujeres,
4. en menos ocasiones, los varones con respecto a otros varones o a mujeres más poderosas…

Existen, además, otros ámbitos en los que también se producen situaciones de violencia: adolescentes o jóvenes contra sus progenitores, el mobbing dentro de las esferas laborales, el tristemente famoso y reciente bullying o violencia entre iguales en el ámbito escolar.

La implicación de todas la sociedad, poderes públicos y ciudadanía, es imprescindible para analizar el problema en profundidad, sensibilizarse ante el mismo y adoptar coordinamente las medidas más adecuadas en cada uno de los ámbitos e instituciones.

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