dilluns, 16 d’abril del 2012

SEMBRAR PARA RECOGER



¿ARDE EL SOL EN TUS MANOS?

"Ardió el sol en mis manos,
que es mucho decir;
ardió el sol en mis manos
y lo repartí,
que es mucho decir"

-Nicolas Guillén-

No sé cual de las dos cosas es más prodigiosa :que arda el sol en la mano o que se sepa repartirlo.
Cuando se dice que a alguien le arde el sol en las manos se viene a decir que tiene la vida llena, radiante, que sus días son luminosos, que trasmite luz y brillo... Son esas personas que cuando pasan a nuestro lado dejan un rastro en nuestra vida, porque tienen luz, porque sus almas están llenas, despiertas. O sea una gran hazaña.¿Cuánta gente conocemos de la que podemos decir que "les arde el sol en las manos"? ¿No es más corriente encontrarse con humanos que pasan por la tierra apagados, sin tener nada que dar ni decir, tristes, vacías, con sus almas como candiles sin luz.
¿Y por qué unas tienen luz y otras no? Desde luego, no por instinto ni por nacimiento.
Tiene luz el que va por la vida recogiéndola, cultivándola. La luz, la belleza, la vida nos rodea, nos envuelve, pero hay que saber recogerla. Y para ésto , hay que empezar por tener las manos abiertas, no cerradas, egoístamente empuñadas. Y aún así, esa luz no se conquista en un solo día; se van acumulando trozos de luz, ráfagas de belleza, hilos de brillo, pedazos de amor.... El alma brilla después de muchos años de recogida, pero ¡qué milagro llegar a tener un alma encendida!... "Es mucho decir"... como dice el poeta.

Pero el segundo milagro es saber repartir esa luz. La luz, por naturalez, es para compartir y repartir. No se nos da para meterla "bajo el celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa y del mundo". A nadie se le da luz sólo para sí mismo. ¿Habría algo más triste que tener una vida llena, plena, brillante y creerse que se tiene para chupetearla privadamente para uno mismo como un helado?
La luz, la entrega, el amor, el servicio, son la misma esencia de la persona. Pero se desarrollan en la medida en que se cultivan y se ejercitan, del mismo modo que todos los dones que se nos dan. Somos personas, más plenamente humanas cuando servimos más, cuando amamos más, cuando alumbramos más. la luz del alma sólo es luz cuando se reparte , cuando se comparte. Las personas santas fueron santas porque no se reservaron para sí, sino porque se entregaron a todos cuantos los rodeaban, y dejaron una estela de luz en las vidas de quienes se cruzaron con ellas.
Ojalá puedan decir de nosotros algún día que tenemos el sol en nuestras manos y que nos dedicamos a repartirlo, porque eso querrá decir que estamos vivos de verdad.

 

Crecimiento Interior.

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