El temor constante de ser malos
y la esperanza de ser buenos, las
identidades a las que tanto nos aferramos, la furia, los celos y las
adicciones de todo tipo…nunca tocan nuestra riqueza básica. Son como nubes que ocultan temporalmente el sol. Pero
nuestra calidez y nuestro brillo están aquí mismo en todo momento. Esto es lo
que realmente somos. ESTAMOS A LA
DISTANCIA DEL GUIÑO DE UN OJO DE ESTAR PLENAMENTE DESPIERTO.
Desde esta perspectiva, no tenemos que cambiar: puedes sentirte tan desdichado como quieras y aun así sigues siendo un buen candidato a la iluminación. Puedes sentir que eres el caso mas desesperado del mundo, pero ese sentimiento es tu riqueza, no algo de lo que tengas que deshacerte ni que tengas que mejorar. Hay riqueza en todo ese material maloliente que tanto nos disgusta y tan poco deseamos. Las cosas deliciosas, lo que tanto amamos de nosotros mismos, los lugares por los que sentimos una sensación de orgullo o inspiración-, también son nuestra riqueza.
Tenemos que ser conscientes de que la felicidad que buscamos esta aquí, y podemos conectar con ella en cualquier momento. La felicidad que buscamos es nuestro derecho de nacimiento. Para descubrirla, tenemos que ser más amables con nosotros mismos, más compasivos hacia nosotros y nuestro universo. Tampoco podemos intentar conseguirlas poniéndonos serios y tensos, queriendo que las cosas vayan en la dirección que creemos que nos dará la felicidad. La clave es que la felicidad que buscamos ya esta aquí, y la encontramos mediante la relajación, la confianza en la Vida, y el desapego, y no por medio de la lucha, forzando las cosas
Pema Chödrön
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