MEDITACION PARA EL SISTEMA NERVIOSO

 Comienza por traer ropa cómoda. Toma tu tiempo en acondicionar tu lugar puede ser la sala de tu casa, tu cuarto, el estudio, donde sea que te encuentres en paz, tranquila y con la seguridad de no ser interrumpida. Puedes prender una vela blanca, incienso, usar música tipo new age, un tapete o alfombra porque la meditación será estar sentada en la posición del sentado fácil (no es flor de loto) solamente las piernas se encuentran relajadas, espalda recta (puedes recargarte en alguna superficie) cierra tus ojos y comienza inhalando por la nariz profundamente y exhalando por la nariz pasando por el tubo de la garganta (tráquea) como si estuvieras haciendo un ruido como las olas del mar, esta respiración es conocida en el yoga como la respiración victoriosa o ujjay (y que se traduce como respiración del océano, victoriosa o frenada en la garganta) Esta respiración se mantendrá ligeramente durante toda la meditación. La exhalación es profunda y mantenida pero sin hiperventilarte.
Ahora siente todo tu cuerpo, tus emociones, y tus pensamientos. Imagina por un momento que lo envuelves en el interior de una rosa y lo lanzas al aire con fuerza. Al llegar arriba se produce una gran explosión y todo se transforma en luz. Observa como cae lentamente y al llega abajo ves un bosque, arboles, plantas, un camino largo: el camino de tu vida.

Comienzas a caminar a través de tu propio camino y al mirar hacia abajo observas tus  piernas, tu cuerpo, te observas a ti mismo caminando lentamente. Siente un momento tu cuerpo y observa tu sistema nervioso, cada una de sus ramificaciones. Conecta con tus estímulos internos y siente cómo los recibes desde afuera hacia dentro. Observa cómo te conduces en la vida, si utilizas la razón o la creatividad con equilibrio, o por el contrario si utilizas demasiado uno de ellos, sin juzgarte, únicamente te observas y te das cuenta si utilizas en extremo tu razón o tu lado más sensible. Visualízate manejando aquellas situaciones que te cuesta trabajo llevar acabo de una forma calmada, relajada, (todo aquello que sufres por darle la cara, puede ser una junta de trabajo con directivos, hablar en público, exponer tus ideas cualquier cosa que realmente digas no quiero hacerlo)
Después observa  la facilidad que tienes para moverte en la vida y como lo haces…si lo haces coordinada y armónicamente, o por el contrario si tienes dificultades para moverte en la vida sin perder tu centro.
En el caso de que alguien te haga perder tu centro, imagina que eres un espectador, al mismo tiempo que el productor y el intérprete de tu película y comienzas a cambiar aquello que sientes que debe cambiar. Así es, así ha sido y así será.
Observa el grado de facilidad o dificultad que tienes para llevar acabo tus ideas y convertirlos en algo real. Revisa quién o qué te limita; y sin juzgar aquello que ves observa que es lo que debes HACER, sin caer en el sentimentalismo, imagínate llevando a cabo tus ideas y haciéndolas realidad.
Disfruta por un momento los resultados de la conexión de ideas y vívelo con intensidad.
Ahora planifica en qué momentos de tu vida te dejas llevar por aquellas cosas que no dependen de ti y te roban tu energía, tu centro, opacando tu felicidad y tu tranquilidad, haz consciente cada acción externa y quiénes son aquellos que roban tu tranquilidad.
Como si fueras nuevamente un actor y el intérprete, transforma ese hábito y obsérvate con mayor conciencia y tranquilidad, siguiendo tu vida, manteniendo tu centro. Así es, así ha sido y así será.
Sigue caminando a través del bosque, y observa en que situaciones deseas aparentar ser más fuerte o bien intentas huir sin enfrentar la realidad. Cuáles son las situaciones más frecuentes y cuáles son las emociones que generan esa actitud de coraje, ira, rabia, resentimiento; o por el contrario miedo, inseguridad, o falta de confianza.

Ahora toma cada una de esas emociones y las envuelves en el interior de una rosa, la lanzas hacia arriba y sientes su explosión. Todas y cada una de esas emociones se transforman en luz que cae sobre ti. Al entrar en tu interior se transforma en serenidad, armonía, seguridad y paz.
Te observas manteniendo tu centro y caminando en la vida con amor y seguridad. Restableces aquello que sientes que había desestabilizado tu centro y viene de regreso. Sientes cada uno de los pasos y comienzas a sentir tu cuerpo, tu respiración, los ruidos, voces…todo lo que hay a tu alrededor, te sientes en paz y lleno de armonía.

En los diferentes problemas del sistema nervioso sería útil observarte para saber donde guardas tus sentimientos, que es lo que impide comunicarte con los demás, que es lo que te paraliza, que impide estar en paz contigo mismo...

NAMASTÉ
SOFIA RANDALL