EL ARBOL DE LA VIDA

EL ARBOL DE LA VIDA

En todo huerto hay un árbol, en el caso del Huertito de Teso, existe un gran árbol, el Árbol de la Vida.

Este árbol nos da sombra, nos cobija, proporciona nuestros frutos, y nos alimenta y arropa. Es fuente de todo aquello que precisamos en la vida, solo que este Árbol, no da frutos materiales, sino que de él recogemos bendiciones, abundancia, plenitud, fuerza, poder, sanación, felicidad y dulzura. Este Árbol nos conecta con nuestro origen, con el universo, con el principio y el fin de todas las cosas, con lo que fue, es y será, con un mundo ilimitadfo, con la inmortalidad, con la verdad, con toda la belleza inimaginable e intangible, con todas las emociones positivas, con otra realidad sin caos, sin miedo, sin muerte. Ese es el Árbol de la Vida.

El Árbol de la Vida te lleva a un lugar donde te sientes como en casa, donde hundes tus raíces, el sitio al que siempre has pertenecido aunque no lo sepas, tu patria aunque la desconozcas, tu tierra, tu arena. En el Árbol de la Vida encontrarás todo aquello que necesites y que jamás pensaste ni siquiera concebiste que pudiera existir. Hallarás el elixir de la fruta más dulce y madura, de la lucidez y la conciencia, de la certeza y la seguridad.

Y todos deseamos encontrar ese árbol, ¿Donde se esconderá ese árbol?

Lo buscamos entre la gente, con amantes, entre la ropa de las rebajas, en la comida rica, viajando a la India, subiendo el Machu Pichu, en la psicología, en un libro que nos recomiendan, en la risa de un niño, en los destellos de una noche de estrellas, en la luna llena, en un baño de mar, en los ojos de mi gato, en los abrazos, en un película de amor, en una música sublime. Y pasamos la vida persiguiendo esos destellos de alegría, corriendo detrás de la felicidad, de objetos y personas que puedan proporcionárnosla, sin darnos cuenta que ese lugar que buscamos desesperadamente no está en este mundo, no se puede observar con los sentidos. Está más escondido, en nuestro interior yace y descansa ese Árbol de la Vida, cuya sombra nos ampara, se halla dentro de nosotros cuando las voces fuertes se callan, cuando estamos en paz y podemos vislumbrar otra realidad, conectar con lo que verdaderamente somos, con nuestra esencia.

Este árbol hunde sus sus raíces en un mundo donde no existe el tiempo, el espacio ni el movimiento. Donde todo permanece y fluye incesantemente, sin altibajos, sin ciclos.

Vuelve a tu Árbol de la Vida, riégalo y cuídalo siempre que puedas, pues solo así podrás obtener todo aquello verdadero que deseas. Solo así conseguirás los frutos  reales, los frutos intangibles, los que perduran y nunca caducan.

No busques fuera, vuelve a ti, vuelve a TU ÁRBOL DE LA VIDA.

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Leah Pastor (Interior)