dissabte, 10 de març del 2012

DEMASIADO TARDE





Muchas veces nos acostamos pensando que al día siguiente todo seguirá igual, que nuestras acciones nunca tendrán graves consecuencias y de tenerlas solo nos afectara a nosotros, nos acostamos pensando que lo más probable sea que el día siguiente será como el día anterior, que nada cambiara en pocas horas y mucho menos en minutos, y si por alguna razón creemos que algo va a cambiar, siempre pensamos que ese algo va ser de menor importancia, cuando en la mayoría de ocasiones son situaciones sin importancia las que nos cambian la vida.  Nos vamos a dormir pensando en las cosas que haremos al día siguiente, y cuando nos levantamos preferimos muchas veces seguir durmiendo, apagamos el despertador o lo dejamos caer al piso con tal de dormir un rato más sin tomar en cuenta la importancia que tiene el tiempo para hacer algo productivo o sencillamente para recordarle a esa persona especial cuanto la queremos hasta que es demasiado tarde.
En una de las provincias de algún país en Sur América, había un niño de 10 años de edad quien en lugar de ir a la escuela para tener una educación trabajaba arduamente para ayudar a su familia que se encontraba pasando por momentos difíciles. Su madre recién había dado a luz a su hermanito y su padre se había convertido en un alcohólico y abusivo que maltrata a su madre cuando quería. Su padre no siempre fue así, empezó a cambiar cuando su hermana menor falleció a causa de un accidente de auto.
Un domingo en la mañana, el padre del muchacho salió a comprar el pan y a recoger agua de alguna fábrica o mercado cercano para llevarla a la casa. Para la familia tener luz y agua eran privilegios por los cuales sin duda alguna estarian más que agradecidos con la vida, cuando para otros son cosas sin mayor importancia. A diferencia de muchas personas que no le dan importancia a las necesidades básicas de la vida, la familia tenía que salir muy temprano en la mañana cargando un balde para hacer las largas colas junto a otras personas quienes se encontraban en una situación similar o tal vez peor que la suya.
Ese día el padre del muchacho se encontraba sobrio, quizá porque aún era muy temprano para empezar a beber o tal vez porque ese día milagrosamente tuvo un sentimiento de culpa y arrepentimiento. Mientras caminaba hacia su casa cargando su balde de agua al hombro, el padre del muchacho paso por una iglesia y aunque no era una persona creyente, era muy curioso y sin querer escucho al cura hablar sobre los desastres naturales que estaban ocurriendo al rededor del mundo, como por ejemplo el Tsunami que ocurrió este viernes en Japón.
El hombre se acercó un poco más hacia la entrada y se detuvo casi en la puerta de la iglesia, no era la primera vez que entraba a una iglesia pero si era la primera vez que escuchaba con atención una misa. Desde la puerta, el hombre escuchaba como el cura repetía una y dos veces que los desastres naturales no eran nada más que señales de Dios sobre el fin del mundo dando referencias a temas de la biblia.
“Queridos hermanos, quiero empezar esta misa dándole mis más sentidos pésames a todas las familias que han perdido algún ser querido o cercano en los desastres naturales que cada vez ocurren con más frecuencia. El viernes 11 de Marzo le toco a Japón y mañana no sabremos a quien le tocara, pero lo que sí sabemos es que debemos de estar preparados para cuando llegue la hora del juicio final estando en paz con las personas pero sobre todo con Dios, no quiero que teman, solo quiero que estén preparados ya que el fin del mundo es inevitable, está escrito en la biblia.
Desde la puerta, el padre del muchacho pudo ver la cara de preocupación de las personas mientras el cura seguía predicando, pudo ver las lágrimas y miedo en los rostros de la mayoría de jóvenes que se encontraban escuchando, pero sobre todo… pudo ver la cara de confusión en los niños que en ese momento se preguntaban qué estaba pasando.
El hombre salió rápidamente de la iglesia y se dirigió hacia su casa, llamo a su familia y les conto todo lo que había escuchado en la misa, les pidió que por favor rezaran, que el fin del mundo estaba cerca e incluso tenia fecha. De pronto, el padre se dio cuenta que su hijo mayor no le prestaba la más mínima atención e incluso no quiso acercarse y se fue a su cuarto.
Hijo, tenemos que hablar, ¿me dejas entrar? necesitamos conversar
El muchacho abrió la puerta y dejo entrar a su padre.
¿Tienes algo hijo? ¿Te molesto o te incomodo algo que dije?
Padre, siempre me molesta y me incomoda cada vez que vienes tomado y maltratas a mi madre, mas nunca antes me habías preguntado cómo me sentía al respecto
Ahora las cosas son diferentes hijo, ¿acaso no escuchaste lo que le dije a tu madre sobre la misa de esta mañana?
Padre, lo que escuchaste en la misa no fueron más que las palabras de un hombre, que seguramente escucho las mismas palabras de otro hombre, y no es el miedo a la muerte lo que te tiene así, si no el miedo a tus pecados que no te dejan vivir
El padre se quedó un momento observando a su hijo, y aunque fuera su hijo y vivieran juntos, eran muy pocas las veces en las que habían tenido una conversación similar. Luego la conversación continúo:
Hijo, el fin del mundo está cerca, cada vez hay más desastres naturales, ¡más señales!
Padre, ¿qué es para ti el fin del mundo? ¿Y como sabes que habrá un fin del mundo?
El padre tratando de parecer sabio delante de su hijo recordó un versículo de la biblia que había escuchado en la misa esa mañana, entonces respondió:
Bueno… lo sé por qué en la propia biblia el libro más sagrado lo menciona “2º libro de San Pedro capítulo 3 versículo 10 dice: “El día del Señor vendrá como ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con gran estruendo; los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra y todas sus obras serán quemadas”.
Padre, cada persona es un mundo,  si hoy o mañana alguien muere ya sea interna o exteriormente entonces un mundo se habrá acabado. ¿A qué le temes padre? Tu mundo ya se ha terminado.
El padre algo desconcertado le responde a su hijo:
No entiendo, ¿a qué te refieres con que mi mundo ya se ha terminado si sigo vivo?
El muchacho se quedó en silencio y el padre no quiso molestarlo más y salió de la habitación.
Horas más tarde, el padre se acercó a la habitación del muchacho para avisarle que la cena ya estaba servida y esperando seguir la plática, toco la puerta dos veces y como su hijo no respondió decidió entrar a la habitación y encontró una nota sobre la cama y empezó a leerla:
Padre, sigues vivo pero por dentro estas muerto… tu mundo se terminó cuando no pudiste superar la muerte de tu hermana, cuando decidiste refugiarte en el alcohol y usar la violencia como un método para sentirte mejor o superior. Cuando optaste por usar tu machismo para cubrir tu cobardía y miedo a sentirte inferior, cuando dejaste de trabajar por pasar más tiempo con tus amigos para beber, cuando me sacaste de la escuela para ir a las calles a buscar algo de comer, cuando en muchas ocasiones nos dejaste a mi hermanito y a mí de hambre esperando que compraras el pan con el dinero que yo había sudado, cuando golpeaste muy duro a mi madre hasta casi matarla una vez, todas las noches que vienes y descargas tu ira e impotencia con nosotros, cuando me hiciste llorar largas horas en la ducha pero no de dolor si no de rencor, cuando me hiciste odiarte por primera vez  escribiendo esta nota aunque fueras mi padre. ¿Vez padre porque digo que tu mundo ya se ha terminado? Ya estabas muerto, solo que aún no te habías enterado. Pero no te preocupes padre, aun estas a tiempo de remediarlo aunque para mí ya sea demasiado tarde.
Un silencio profundo se apodero de la habitación, a los pocos instantes el padre se puso de rodillas y empezó a llorar tomando a su hijo de los brazos…lo había encontrado muerto, el joven se había ahorcado con un cinturón.
                                                                           Terapias de ayuda

2 comentaris:

  1. Molt trist.

    La familia y la sociedad son como el arco de un palacio, quitas una piedra y todo se desmorona.

    El Talmud.

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  2. Lamentablemente nos damos cuenta de lo que tenemos cuando lo perdemos.

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