¿Cuando tienes tiempo y un espacio para reflexionar y hablar sobre temas como la violencia, la contradicción, la coherencia, el sentido de la vida, la felicidad, las vías del sufrimiento, las virtuades, etc., y aplicar esto a tu propia vida para mejorarla, fortalecerla, resolver tus conflictos, ayudarte y ayudar con todo esto? Probablemente nunca.
¿Cuál es el problema que surge al no contar con estos tiempos y espacios? fundamentalmente que vamos por la vida dando respuesta a las cosas cotidianas, creciendo medio a los golpes, respondiendo a muchas cosas por compulsiones y automatismos (sean estos buenos o malos), y fundamentalmente sin darnos chances de replantearnos cosas, de adoptar nuevas herramientas para dar respuestas diferidas (no compulsivas ni automaticas), para manejar mejor las tensiones, para integrar nudos biográficos que pueden estar generándonos sufrimiento o condicionamientos, para analizar y hablar sobre temas clave en nuestras vidas como la violencia, la contradicción y unidad, la felicidad, la superación de los propios límites, las virtudes, y un larguísimo etcétera. Realmente estos temas deberían ser temas que se planteen ya en la escuela primaria y deberían estos ser ámbitos de existencia permanente, tanto en colegios, universidades, como en centros barriales. Pero lamentablemente en este momento esto no existe, hay que generarlo. Esta falta de espacios de intercambio y el ritmo cotidiano nos llevan a estar tan enfrascados en nuestra propia vida personal y familiar que no alcanzamos tanto a conectar con los demás y pensamos que nuestros problemas son problemas propios y únicos. Pensamos… “Siendo que los otros tiene ya de por sí sus problemas para qué caerle encima con los propios!” sin embargo los problemas son comunes, y en estos espacios uno se da cuenta, y en el intercambio nos sorprendemos al escuchar cosas similares, con distintos matices por supuesto, pero todas iguales, ya que todos estamos viviendo en situaciones similares, algunas mas difíciles, algunas menos, pero conectadas. Incluso no hace falta siquiera hablar de lo que a uno le pueda estar pasando ya que muchas veces cuesta hablar en grupo de lo que a uno le pasa, pero al escuchar puntos de vista distintos, y haciendo breves y fáciles trabajos de reflexión las cosas se van ordenando.