TIEMPO HOGAREÑO. En el símbolo taoísta del yin y el yang se presenta la complementariedad de las energías primordiales, inconceblibles la una sin la otra y que acogen en su interior el germen de la contraría. Es una lógica que se puede aplicar a lo que ocurre en el organismo a través de las estaciones. el cuerpo invernal abriga el verano en su interior. Como dice Herry David Thoreau."Tenemos el corazón tibio y jovial, como una cabaña cubierta de nieve, con las puertas y ventanas semiocultas, pero de cuyas chimeneas surge alegramente el humo". En los días más fríos estamos contentos de sentarnos junto al hogar y disfrutar de la vida tranquila y serena, mientras fuera llueve, nieva o arrecia el viento.
EL CUERPO EN INVIRNO. Los músculos están menos irrigados que en cualquier otra estación y los huesos pierden densidad. El rendimiento físico llega a su nivel más bajo. la piel también recibe menos irrigación y las glándulas sudoríparas y su función desintoxicadora descansan. En cambio los órganos se calientan y estimulan gracías a una mayor afluencia de sangre. Los depósitos de nutrientes se llenan y las heridas y las enfermedades se curan. Así el cuerpo se prepara para la acción que le espera en primavera y en verano.
ACTIVIDAD MENTAL. El cerebro se aprovecha de la llegada de sangre, lo que facilita la concentración. La mente se aprovecha de los efectos de los niveles más altos y durante más horas-por las noches largas-de melatonina, cuya producción aumenta con la oscuridad. Esta hormana del sueño secretada por la glándula pineal favorece las ondas theta y alfa, propías de los estados mediativos y de relajación. Quizá por eso muchos artistas suelen elegir el invierno para retirarse a sus tareas, pues se creatividad se clarifica.
Cuerpo y Mente.
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