dimarts, 31 de gener del 2012

QUIETUD CADA DIA




Cuán simple y a la vez difícil regalarse un tiempo de silencio, intimidad y lentitud mientras el mundo se agita ruidoso alrededor. Qué deseable detenerse y no correr, no perseguir, no resolver, tan solo sentarse en casa y "reposar los ojos y el pensamiento en los perfiles más conocidos de los muebles", como escribió el poeta Miquel Martí i Pol.
Puede ocurrir durante las vacaciones o en las convaleciencias, cuando se prueba el sabor de la quietud entonces se descubre que ensayando gestos lentos para lo rutinario, relajando los sentidos y abriéndose a lo que, en uno, se quiera manifestar a lo que, en uno, todo adquiere una cualidad distinta, más nítia, más fácil.
De ese territorio de calma se sale con una ligereza y una serenidad que invitan a volver, aunque sea en breves visitas cotidianas. sirve desde darse tiempo para comer hasta caminar con aire plácido o apreciar el silencio en el que cuajan las palabras y los deseos.

DEJARSE ESTAR
Se trata de alentar un sencillo estar y ser, de experimentarse asi, al desnudo, siguiendo con benevolencia el dibujo de los pensamientos, sin voluntad de retenerlos ni juzgarlos, dejándolos flotar hasta que se deshagan como nubes.
A veces basta con escucharse respirar y latir, con hallar descanso en el regreso al cuerpo. Otras veces es el movimiento pausado el que permite sentir. Casi siempre se trata de dejarse estar, de soltar todo aquello a lo que el cerebro se prende torpemente: obligaciones, obsesiones, nimiedades...para acceder así al núcleo de uno mismo y conectar con una estabiliad esencial.
La práctica de la quietud resulta fértil. Le enseña al cuerpo y a la mente un "camino" posible, un mecanismo al que poder recurrir cuando, más adelante, sea necesario. Crea también las condiciones para que afluya lo que el runrún de las prisas duerme y posterga: ideas, inspiraciones, sentimientos.
Si los sabios son caminantes reposados, que avanzan paso a paso sin tensión, nosotros podemos también recorrer los días a un ritmo más propicio y procurarnos momentos que nos recuerden que en nuestro interior puede haber paz.
                                                                     YVETTE MOYA-ANGELER

1 comentari:

  1. Me ha gustado mucho este escrito me siento identificado, la soledad i la quietud son necesarias para obtener una mente en calma, para poder tomar decisiones, poder encontrar armonia y serenidad en nuestro ser.Para meditar y valorar situaciones que a veces se nos presentan tanto para bien o para mal. No hay que tener miedo de la soledad, es necesaria.

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