dilluns, 21 de gener del 2013






"Lo pedí todo a fin de poder disfrutar de la vida, y se me dio la vida de manera que pudiese gozar de todo". Anónimo


En los momentos que logramos compenetrarnos con el silencio, lejos del mundanal ruido, libre de la rutina y le damos oportunidad al espíritu que manifieste su sabiduría, si estamos atentos, podremos interpretar su lenguaje, nivel espiritual, todo lo que es capaz de comunicarnos, haciéndonos insistencia de no dejarnos atrapar en el mundo físico de lo ilusorio, material, pasajero , lo superficial, sino, saber gerenciar, administrar nuestro tiempo, energía, todo eso que impregna a nuestra vida lo que conocemos como emociones, sentimientos .
Al lograrlo , con esa tranquilidad requerida que nos permite estar atento, despiertos, comprenderemos lo trascendente de estar libre de todo encadenamiento, que dio vida a la dependencia, habilitando el surgimiento del sufrimiento ,al lograrlo, experimentamos sensaciones muy especiales, que nos invitan a tener presente, que debemos de disfrutar nuestra vida, alimentar nuestro espíritu , más si lo hacemos con ecuanimidad , serenidad y no tan de prisa , y actuando impulsivamente,.

Si nos identificamos con la relevancia de saber utilizar el tiempo, podemos determinar y evaluar lo que representa el alcance repercusiones de nuestro tránsito por esta dimensión y sorprendernos en nuestro comportamiento en los roles que nos toque desempeñar.
Sabiendo manejar las emociones y no que estas lo hagan, tendremos el control de nuestro tiempo, el saber como manejarlo, aprovechar cada minuto, día, meses, años que se nos concede
Así, evitaremos así que surjan conflictos, todo aquello, que oscurece la importancia de saber apreciar lo que representa la oportunidad de vida legada.
Aprenderemos a evaluar que lo que se manifiesta en el momento, hora, día en que actuamos y nos genera aprendizaje, alimenta nuestro espíritu y no se repite, es una página que grabamos en nuestro día a día del diario de nuestra vida.
   
En fin, lo que queremos compartir es la importancia de no actuar precipitadamente, vivir la vida de prisa y perder la magia que el presente nos regala
Tengamos en consideración lo que nos comparte foro,univision, com, que la velocidad y la prisa que caracterizan nuestros días hacen que corramos de un lado a otro sin que prestemos verdadera atención a lo que hacemos y a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Así, terminamos por no percibir el valor, el significado y la importancia que todas esas cosas tienen para nosotros.

Cuántas veces hemos leído o escuchado alguna frase que nos recuerda la importancia de vivir atentos a lo que sucede en el momento presente. Y es que conocemos muy bien la teoría, pero la práctica se nos hace un tanto difícil. Siempre estamos distraídos. Generalmente vamos camino a la oficina, o de regreso a casa, pensando en todo lo que tenemos que hacer, tratando de aprovechar el tiempo, como si de esta manera pudiéramos ir más rápido o ser más eficientes. Pero lo cierto es que mientras realizamos esta especie de ritual mental, nos perdemos el paisaje y el entorno que acompaña nuestro recorrido, la conversación con nuestra pareja o la expresión de la cara de nuestros hijos que nos acompañan y que insisten en comunicarse con nosotros, o el amigo que entusiasta nos saluda y que no vemos, el atardecer… Lo mismo nos sucede el resto del día. Vivimos ensimismados en nuestros problemas, en nuestras tareas pendientes y preocupaciones, como si el hacerlo nos permitiera resolverlos con más facilidad y eficiencia para poder, al fin, dedicarnos a vivir como queremos.

No hay que olvidar como comenta, .novedadesdetabasco.com.mx, una de las consecuencias más severas de la prisa es que dejamos de disfrutar muchos detalles y cosas de la vida, pero sobre todo, nos distanciamos de nosotros mismos y de lo que nos rodea; nos volvemos fríos y superficiales. Pasar de prisa por la vida es como pasar por encima, sin atender, saborear y asimilar adecuadamente lo que sentimos y somos. La vida se convierte en una especie de "borrón", es decir, en algo muy confuso y poco claro, porque no estamos dándonos el tiempo para paladearla y verla con más profundidad y claridad.

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