dijous, 27 de desembre del 2012






Comienza por decir lo que sientes y lo que piensas, dejando salir de tu interior tanto lo que amas como lo que te molesta. No guardes volcanes en tu interior, ni de odio, ni de amor, para que no se queme tu alma.
                                                                                                Confucio

La charla interior y la canción psicológica

En esta lección veremos como se manifiestan otras dos facetas del ego en nosotros, las cuales la mayoría de las veces pueden pasar como un comportamiento normal del ser humano, mas que en verdad son otras dos formas del ego de nutrirse de nuestra energía y mantenerse vivo, además de ser terriblemente perjudicial en varios aspectos de nuestra vida.


La charla interior

La llamada charla interior, como dice su nombre, es una sucesión de conversaciones, habladurías, actos, etc., que ocurren en nuestro mundo interior en la forma de pensamientos cuando alguien nos habla o hace algo que no nos gusta.
En este caso, todavía que no digamos nada verbalmente, en nuestro interior estamos hablando cosas horribles de la persona, maldiciéndola, humillándola, etc., etc.

Por ejemplo:
Supongamos que trabajamos en un escritorio y haciendo una tarea cualquiera, cometemos un determinado error. Entonces nuestro jefe nos llama a su sala y nos reprende educadamente.
Eso ya puede ser suficiente para que en nuestro interior estemos con ganas de matarlo, humillarlo y decirle cosas horribles, aunque al oír su reprensión, externamente, apenas nos disculpemos por el error y salgamos calmadamente de su sala.

Y ¿Por qué ocurre eso?
Porque, debido al ego, nuestra vida emocional se fundamenta en la auto-simpatía. Eso significa que solamente simpatizamos con nosotros mismos, con nuestro querido ego; y sentimos antipatía y hasta odio de aquellos que no simpatizan con nosotros.
El mayor problema es que esta charla interior causa mucho sufrimiento y desgaste psicológico a la persona que está en esta condición, pues le absorbe mucha energía y la acompaña todo el tiempo.
Además, puede traerle problemas en la esfera de los relacionamientos sociales también. Una persona que alimenta ese charla es como una bomba que un día puede explotar.
Son conocidos varios casos de personas que eran aparentemente calmadas y calladas y de la noche para el día, fueron capaces de cometer terribles actos de violencia.

Entonces ¿Qué hacer con relación a esto?
Ya vimos que la charla interior se debe a la auto-simpatía, que nada más es que un defecto psicológico. Luego la única solución realmente eficiente para resolver esto es aplicar la muerte psicológica.
Entonces cuando sintamos aquel sentimiento desagradable que ocurre cuando alguien dice o nos hace algo que no nos gusta, debemos inmediatamente aplicar la muerte psicológica.
También debemos aplicar la muerte psicológica cuando broten en nuestra mente los pensamientos de odio, de decir o hacer algo a una persona con la cual no simpatizamos.

Además, debemos también adoptar una nueva actitud mental con relación a esto.
Necesitamos aprender a ver desde el punto de vista ajeno, así como saber colocarnos en el lugar de las otras personas.

En el ejemplo que fue dado, analizando el caso desde el punto de vista del jefe, él actuó correctamente pues su función era la de coordinar los trabajos del escritorio.
Además, si nos colocamos en su lugar probablemente haríamos la misma cosa, una vez que el jefe, así como nosotros, tiene sus responsabilidades y necesita cumplirlas ante sus superiores también.


La canción psicológica

La canción psicológica es semejante a la charla interior, pues también se procesa en la forma de diálogos y charlas en nuestro mundo interior y también nos causa sufrimientos y desgaste.
Pero la canción psicológica tiene otros fundamentos que la originan, y frecuentemente es manifestada exteriormente (verbalmente).

La canción psicológica está relacionada a nuestra auto-consideración, que se da especialmente cuando nos identificamos con nosotros mismos.
Auto-consideración significa sentir piedad de sí mismo, es pensar que siempre nos portamos bien con todas las personas y estas no reconocen eso, no nos dan el valor que creemos tener, son ingratas, no retribuyen los favores que les hicimos, que nos deben algo, etc., etc., etc.
En resumen: en el fondo nos consideramos óptimas personas que, de alguna manera siempre somos víctimas de las injusticias y maldades de los demás y de la sociedad.

Una forma muy común de auto-consideración es preocuparse con lo que las otras personas pueden pensar de nosotros; tal vez piensen que no somos honradas, sinceras, correctas, justas, etc.

Normalmente una persona que esté identificada con ella misma, identificada con su auto-consideración, exterioriza lo que está sintiendo.
Entonces es cuando surgen aquellas personas que siempre repiten las mismas conversaciones ( la misma canción psicológica), en las cuales reviven hechos pasados donde se juzga que fue injusticiada por otras personas, que hizo muchos favores a fulano y que éste no le dio su debido valor, que trabajó mucho en su empleo y su patrón no le pagaba lo que realmente merecía, que ayudó mucho a un amigo y sólo recibió ingratitud, etc.

Este tipo de persona repite siempre la misma canción psicológica cada vez que encuentra alguien dispuesto a escucharla, de comprenderla.
Con una persona así es prácticamente imposible conversar, pues siempre el diálogo retorna al mismo punto, al mismo asunto.

Si una persona vive constantemente sufriendo por lo que le deben, por lo que le hicieron, por las amarguras que le causaron, nada podrá crecer en su interior.
Esas personas normalmente sienten una gran tristeza interior, una sensación de monotonía, un profundo aburrimiento, cansancio íntimo y frustración.
Es una situación muy triste.

Sin embargo, así como la auto-simpatía, la auto-consideración también es un defecto psicológico que puede y debe ser eliminado a través de la muerte psicológica.
Por eso esté atento a sentimientos, pensamientos y comportamientos semejantes a los que vimos sobre la canción psicológica.

Crecimiento Interior

dilluns, 24 de desembre del 2012



Mariposa



Lo importante no es aprender hacer milagros, sino aprender a verlos.

                                                 Alejandro Jodorowsky



La suerte no es otra cosa que la perfecta combinacion de una preparación meticulosa con una oportunidad que se presenta en el momento adecuado.

                                                                                Robin Sharma

 

La Libertad Interior.

 
Vamos a hablar juntos sobre un problema bastante complejo. La mayoría de nosotros actuamos fragmentariamente: en lo político, religioso, social, individual, familiar, etc. No parece que seamos capaces de descubrir por nosotros mismos una acción que sea total no fragmentaria y que responda ampliamente a todos los problemas. Parece que no podemos vivir una vida plena, completa, total y siempre estamos tratando de dar con una acción que de alguna manera nos traiga satisfacción o contento en cualquier cosa que hagamos, ya seamos profesionales, políticos o personas religiosas. Parece casi imposible hallar una actividad que conteste todas estas preguntas sin contradicciones, sin dejar una sensación de insuficiencia.
En la mañana de hoy podemos entrar en un tema que tal vez dé respuesta a esta urgencia por una actividad abarcadora y total en que no haya división ni lucha de una acción contra otra. Vamos a hablar juntos de este tema: la meditación. Acaso algunos de ustedes crean que la meditación es simplemente una entretenida experiencia individual, con el fin de descubrir algo que está más allá de lo que la mente puede medir. Algunos de ustedes podrán creer que no es más que una introducción innecesaria a algo que carece de valor cuando estamos interesados en el vivir diario. Y algunos quizás habrán experimentado ya con sistemas de meditación que proceden del Lejano, Cercano o Mediano Oriente.
Antes de entrar en el tema, creo que deberíamos presentar, como aclaración, ciertas cosas absolutamente necesarias. En primer lugar, tenemos que estar libres de toda hipocresía; no debe haber fingimiento de clase alguna, ni doblez en las normas de la vida, ni doblez en las actividades eso de decir una cosa y hacer otra -. Toda forma de superchería propia está descartada. ¡Y la mayoría nos balanceamos tan sutilmente entre la hipocresía y el deseo de decir la verdad...! ¡Somos presuntuosos sólo por haber tenido la experiencia de alguna insignificante visioncita o algún estado de emoción que creemos es el fin absoluto de todo!
Así que, ¿es posible que la mente, la totalidad de nuestro propio ser, en acción, en pensamiento, sea honrada completamente, y no hipócrita? Eso es muy importante; el ser hipócrita, en cualquier forma, conduce al propio engaño, a la ilusión. Una mente que quiera descubrir lo que es la verdadera meditación, de ninguna manera debe proponerse esta doblez de normas en la vida, camino por el cual se desliza uno con tanta facilidad al decir una cosa, hacer otra y pensar otra cosa del todo distinta.
En segundo lugar, tiene que haber la más elevada forma de disciplina. A muchos nos disgusta la palabra «disciplina». Creo que esta palabra significa, por su raíz en latín, «aprender», pero hemos representado o interpretado mal su sentido dándole el significado de conformidad, obediencia, imitación. En todo ello está envuelta la represión de los propios deseos, ambiciones y necesidades, para ajustarnos a un patrón o una fórmula, a fin de seguir un ideal. En esto siempre hay conflicto entre lo que es y lo que debería ser. Ir en pos de lo que debería ser, lleva a la hipocresía. Y si se me permite decirlo cortésmente - en la mayor parte de los idealistas hay un tinte de hipocresía porque eluden lo que es.
Ajustarse a un modelo de lo que debería ser conduce al conflicto, a la pugna, a una existencia dual; e inevitablemente lleva al doblez en las normas y a la hipocresía. Cuando usamos la palabra «disciplina», lo hacemos en un sentido del todo diferente. Dijimos que tiene que haber la más alta y completa forma de disciplina sin conformismo, sin represión, sin seguir una ideología y sin crear una existencia doble, dual. Esta disciplina no es compulsión externa ni nada que usted se imponga como una exigencia interior para conformarse a algo, imitar, seguir, obedecer; la disciplina está más bien en el acto mismo de aprender cualquier cosa. Si quiero aprender un idioma, ese idioma requiere que la mente sea disciplinada; el aprender mismo implica disciplina. En eso no hay conflicto alguno. Si no quiere usted aprender un idioma, ahí termina el asunto; pero si, en efecto, quiere aprenderlo, entonces el aprendizaje mismo produce su propia disciplina. Así es que la disciplina en el más elevado sentido, que es la sensibilidad de la inteligencia, tiene que existir. Esa es, pues, la segunda cosa.
En tercer lugar algo que es un poco más complejo es todo este problema de los gurús. Creo que esa voz, en sánscrito, significa «uno que señala». El no asume ninguna responsabilidad por usted. Esa palabra ha sido mal usada, como muchas otras. El gurú, en la antigüedad, era alguien con quien usted vivía; le decía qué hacer, cómo observar, cómo examinar. Vivía usted con él y con eso tal vez aprendía sin imitarlo, sin ajustarse al modelo que él presentaba, sino observando. De ahí se desarrolló toda esta ficción de los gurús.
Por favor, uno tiene que saber esto con alguna profundidad, porque al proponerse penetrar en este asunto de la meditación, que en sí misma es muy, muy compleja - uno tiene que comprender la necesidad de estar libre de toda autoridad incluyendo la de quien habla para que la mente, esa forma más elevada de suprema inteligencia, sea una luz para sí misma. Y esa inteligencia no aceptará ninguna autoridad, ya sea la del salvador, del maestro, del gurú o de cualquiera. Tiene que ser y lo es, una luz para sí misma. Puede que cometa un error, que sufra, pero justamente en el proceso de sufrir, de cometer un error, está aprendiendo y, por lo tanto, se está convirtiendo en una luz para sí misma.
Hay muchos gurús en el mundo, los que se ocultan y los que se presentan abiertamente. Cada uno de ellos promete que, al conformarse a cierto sistema o método, la mente llegará a la realización de lo que es la verdad. Pero ningún sistema o método que implica imitación, conformismo, inclinación a seguir a otros, y, por tanto, temor - tiene importancia de clase alguna para quien está investigando todo este asunto de la meditación, asunto que requiere una mente muy delicada, inteligente, en extremo sensible. Se supone que el gurú sabe y que usted no sabe. Se le supone muy avanzado en evolución y que por tanto ha adquirido un conocimiento ilimitado a lo largo de muchas vidas, de muchas experiencias de haber seguido a otros gurús superiores, etc. Y usted que está muy por debajo, va a llegar de grado en grado a esa más alta forma de conocimiento. Todo este sistema jerárquico que existe, no sólo fuera en la sociedad, sino también internamente y aún entre los llamados gurús - es, evidentemente, una ilusión, cuando se está investigando lo que es verdad.
¿De qué valor es el conocimiento aparte del tecnológico? Tiene que haber conocimiento técnico, científico, no se puede eliminar todo lo que el hombre ha acumulado al correr de los siglos. Ese conocimiento tiene que existir, no es posible que usted y yo lo destruyamos. Los santos y todos los que han dicho que el conocimiento mecánico es inútil tienen su propio prejuicio particular.
Yo puedo tener el conocimiento más profundo de mí mismo; sin embargo, cuando hay acumulación de conocimientos, se empieza a interpretar, a traducir lo que se ve, en términos del propio pasado. Mientras haya esta carga de conocimiento psicológico, de conocimiento interno, no habrá actividad libre. Y existe la diferencia entre el hombre que está libre de esa carga y el que dice que sabe y que le conducirá a otro a ese conocimiento, a esa cosa suprema; y, si afirma que lo ha logrado, entonces desconfíe usted de él por completo, porque un hombre que dice que sabe, no sabe. Y esa es la belleza de la Verdad.
Tiene que haber base para la recta conducta, para la rectitud. Cometemos un error, ponemos una piedra angular que puede no ser resistente; pero pongamos una resistente para que el cimiento sea inquebrantable en virtud. No hay virtud si no hay amor; la virtud no es cosa que deba cultivarse, para convertirla en hábito. La virtud nunca es un hábito, es una cosa viva, y, como no es hábito, su belleza reside en que está siempre viva.
La virtud, pues, no puede tener como cimiento hipocresía alguna, ni el propio engaño, por supuesto. Y tiene que haber la más elevada forma de disciplina, que es una sensibilidad para actuar y comprender rápidamente. La disciplina no es algo que uno convierta en hábito. Tenemos que vigilarla todo el tiempo, cada minuto, cada día. Es que si no levantamos este cimiento, nos vendrá toda clase de calamidades, engaño, hipocresía, ilusión. Y como ya dijimos, toda autoridad (hablamos de la autoridad interna, no de la autoridad de la ley) anclada en el conocimiento, en la experiencia, en el concepto de que hay uno que sabe y el otro que no sabe, sólo sirve para crear arrogancia y falta de humildad, tanto respecto del que sabe como del que trata de seguir a éste. De modo que cuando tenemos esto firmemente, profundamente establecido, entonces podemos proceder a investigar esa cosa extraordinaria llamada meditación.
Para la mayoría de nosotros, la palabra «meditación» tiene muy poco sentido. En Oriente se ha establecido firmemente que la «meditación» envuelve ciertas maneras de pensar, de concentrarse, la repetición de palabras y el acto de seguir sistemas, todo lo cual niega la libertad y la vivacidad de la mente. La meditación no es una desviación o un entretenimiento; es parte de toda nuestra vida. Es tan fundamentalmente importante y esencial como el amor y la belleza. Si no hay meditación, entonces no sabe uno cómo amar, no sabe lo que es la belleza. Y, haga uno lo que quiera (puede uno indagar, ir de una religión, de un libro, de una actividad a otra, tratando siempre de descubrir lo que es la verdad), nunca descubrirá nada, porque la «búsqueda» de la verdad implica que una mente puede hallarla y que tiene la capacidad de decir «esa es la verdad». Pero, ¿sabe uno lo que es la Verdad? ¿Puede reconocerla? Si la reconoce, ya es algo que pertenece al pasado. De modo que la verdad no puede encontrarse buscándola; ha de venir sin ser invitada, o si uno es afortunado, por suerte. La meditación no es una evasión de la vida, no es proceso nuestro, particular, individual, que nos pertenezca.
No hay sendero que conduzca a la verdad. No existe el sendero suyo o el mío. No hay un camino cristiano hacia la verdad, ni un camino hindú tampoco. Un «camino» implica un proceso estático hacia algo que también es estático. Hay un camino desde aquí a ese pueblo próximo. El pueblo está firme allí, arraigado en los edificios, y hay una carretera hasta él. Pero la verdad no es así; es una cosa viva, algo que se mueve, y por eso no puede haber sendero que nos lleve a ella, ni suyo ni mío ni de los otros. Esto ha de estar muy claro en nuestra mente, en nuestra comprensión, pues el hombre ha inventado tantos caminos, ha dicho que usted tiene que hacer esto o aquello para encontrar algo como los comunistas cuando afirman que el de ellos es el único camino para gobernar a la gente, es decir, tiranía, dictadura, brutalidad, asesinato. Cuando uno ha despejado el campo, ha despejado la cubierta, puede entonces pasar a descubrir lo que la meditación es. Y no es un monopolio del Oriente. (Una de las cosas más monstruosas es decir que existen los que le enseñarán a uno a meditar; eso es evidentemente... ¡no quiero usar adjetivos!)
Procedamos, pues, a descubrir por nosotros mismos no como individuos, sino como seres humanos que somos, viviendo en este mundo, con toda la extraordinaria complejidad de la sociedad moderna - tratemos de descubrir lo que es el amor. No «encontrarle», sino hallarnos en ese estado de perfección, en esa condición de la mente que no está agobiada por los celos, la desdicha, el conflicto, la lástima de sí mismo. Sólo entonces hay una posibilidad de vivir en una dimensión diferente, que es el amor. Y así como el amor es de importancia inmensa, también lo es la meditación.
¿Cómo vamos (hago esta pregunta, no por casualidad, sino seriamente), cómo vamos a proceder con este problema? El problema, bastante obvio, de que nuestras mentes están condicionadas, de que nuestras mentes están eternamente charlando, nunca en silencio. Tratamos de imponerle silencio, o ello ocurre de manera casual, por suerte. Para encararse a este problema, para aprender, para ver, se requiere una mente serena que no esté dividida, que no está desgarrada, atormentada. Si quiero ver algo con mucha claridad: el árbol o la nube, o el rostro de una persona que está junto al mí, para ver muy claramente sin distorsión alguna, es obvio que la mente no debe estar parloteando. Tiene que estar muy callada, para observar, para ver. Y el ver mismo es acción y aprendizaje.
¿Qué es entonces la meditación? ¿Es posible la meditación (utilizo la palabra con el significado que le da el diccionario, no con el sentido extraordinario que le dan los que creen saber lo que es meditación), es posible considerar, observar, comprender, aprender, ver con mucha claridad, sin ninguna distorsión, oír todo tal como es, sin interpretarlo, sin traducirlo conforme a nuestro propio prejuicio? Cuando usted escucha al pájaro una mañana, ¿es posible escuchar por ejemplo, sin que una palabra surja en su mente, escuchar con atención total, sin decir «¡Qué bella, qué agradable, qué hermosa mañana!» Todo esto significa que la mente ha de estar en silencio, y no puede estar así cuando es afectada por cualquier clase de distorsión. Por eso tenemos que comprender toda forma de conflicto entre el individuo y la sociedad, entre el individuo y el prójimo, entre él mismo y su esposa, sus hijos, su marido, etc. Toda forma de conflicto, a cualquier nivel, es un proceso de deformación. Cuando hay contradicción interna, la cual surge cuando uno quiere expresarse de varias maneras distintas y no puede, emerge entonces un conflicto, una pugna, una pena. Esto trastorna la calidad, la sutileza, la viveza de la mente.
La meditación es comprender la naturaleza de la vida, con su actividad dual, su conflicto: es ver su verdadero significado, su verdad, de modo que la mente se vuelva clara sin distorsión alguna, aunque haya estado condicionada durante millares de años, viviendo en conflicto, en lucha, en combate. La mente ve que la distorsión tiene que producirse cuando sigue una ideología, la idea de lo que debería ser en oposición a lo que es. De ahí viene una dualidad, un conflicto, una contradicción, y, por tanto, una mente atormentada, deformada, pervertida.
Sólo hay una cosa: aquello que es, lo que es, nada más. Al interesarse uno por completo en lo que es, desecha toda forma de dualidad, y por eso no hay conflicto, no hay tortura mental. La meditación es entonces el estado de la mente que ve en realidad «lo que es», sin interpretarlo, sin traducirlo, sin desear que no existiera, sin aceptarlo. La mente puede ver esto únicamente cuando cesa el «observador». (Por favor, es importante comprender esto). Casi todos nosotros estamos amedrentados: hay miedo, y el que desea librarse del miedo es el observador. Este observador es la entidad que reconoce el temor nuevo y lo traduce en términos de los viejos temores que conoció y acumuló del pasado del cual ha escapado. Así pues, mientras existan el observador y la cosa observada tiene que haber dualidad y, por tanto, conflicto. Hay un retorcimiento de la mente, y esa es una de las condiciones más complicadas, algo que tenemos que entender. Mientras exista el «observador», tiene que existir el conflicto de la dualidad. ¿Es posible ir más allá del «observador», siendo éste toda la acumulación del pasado, el yo, el ego, el pensamiento que brota de este pasado acumulado? Bien, la meditación es la comprensión de todo el mecanismo del pensamiento. Espero que, mientras el que habla pone esto en palabras, usted lo estará escuchando y observando con mucha claridad, para ver si es posible eliminar todo conflicto, a fin de que la mente pueda estar totalmente en paz no contenta, pues el contentamiento surge sólo cuando hay descontento, que es además el proceso de la dualidad. Cuando no hay observador, sino sólo «observar», y, por tanto, no hay conflicto, únicamente entonces puede haber completa paz, de otro modo, hay violencia, agresión, brutalidad, guerras, y todas las demás formas de comportamiento en la vida moderna.
Así, pues, la meditación es el medio de comprender el pensamiento y de descubrir por uno mismo si el pensamiento puede terminar. Sólo en este caso, cuando la mente está en silencio, es que puede ver en realidad lo que es, sin ninguna distorsión, hipocresía o concepción ilusoria de sí misma. Ahí están esos sistemas y los gurús, etc., que dicen que, para terminar con el pensamiento, uno tiene que aprender a concentrarse, a dominarse. Pero una mente disciplinada en el sentido de haber sido disciplinada para imitar, para someterse, aceptar y obedecer, siempre tiene miedo. Una mente así nunca puede estar en silencio, sólo puede fingir que lo está. Y a ese estado de la mente silenciosa no es posible llegar mediante el uso de ninguna droga ni por la repetición de palabras. Puede uno reducirla al embotamiento, pero no estará en silencio.
Por la meditación se termina con el dolor, con el pensamiento que engendra miedo y dolor el miedo y el dolor en la vida diaria, cuando uno está casado, cuando entra en los negocios. En el trabajo tiene que usar su conocimiento técnico, mas cuando este conocimiento se usa para fines psicológicos - para llegar a ser más poderoso, ocupar una posición que le dé a usted prestigio, honra, fama sólo crea antagonismo y odio. No es posible que una mente en ese estado pueda comprender nunca lo que es la verdad.
Meditar es comprender el comportamiento de la vida, es comprender el dolor y el miedo y trascenderlos. Trascenderlos no es simplemente captar de manera intelectual o racional el significado del proceso del dolor y el temor, sino que es ir realmente más allá de ellos. Ir más allá es observar con verdadera claridad el dolor y el miedo como son. Al verlos con suma claridad, el «observador» tiene que terminar.
La meditación implica seguir el camino de la vida, no escapar de ella. Evidentemente, meditar no es experimentar para tener visiones o extrañas experiencias místicas. Como saben, uno puede tomar una droga que dilata la mente, que produce ciertas reacciones químicas y la vuelve altamente sensible. En ese estado sensible usted puede ver las cosas realzadas, pero de acuerdo con sus condicionamientos.
Y meditar no es repetir palabras. Ya saben, ha estado de moda últimamente que alguien le dé a uno una palabra, una palabra sánscrita; la está uno repitiendo y con ello espera lograr alguna experiencia extraordinaria lo cual es completamente absurdo. Desde luego, que si usted sigue repitiendo una serie de palabras, se embota la mente y, por tanto, se aquieta; pero eso no es meditación en absoluto. La meditación es la comprensión constante de la forma en que se vive, cada minuto, mientras la mente se mantiene extraordinariamente viva, alerta, sin estar agobiada por ningún miedo, ninguna esperanza, ninguna ideología, ninguna pena. Y, si podemos ir juntos hasta este punto (espero que algunos de nosotros hayamos podido llegar en realidad y no en teoría, hasta ahí), entonces entraremos en algo por completo diferente.
Como dijimos al principio, uno no puede llegar muy lejos sin poner los cimientos de esta comprensión de la vida diaria, la cotidiana vida de soledad, de tedio, de excitación, de placeres sexuales, de las urgencias para realizar algo, para autoexpresarse; la vida diaria de conflicto entre el odio y el amor, vida en la cual uno reclama que se le ame; una vida de profunda soledad interna. Si no se comprende todo eso, sin distorsión alguna, sin volverse neurótico; si no se es completa y sumamente sensible y equilibrado; sin esa base usted no puede llegar muy lejos. Y cuando ésta se halla profundamente establecida, entonces la mente es capaz de estar en completo silencio y, por tanto, en completa paz lo cual es muy distinto a estar contento como una vaca. Sólo entonces es posible descubrir si existe algo que esté más allá de lo que la mente puede medir; si existe la realidad, Dios, algo que el hombre ha buscado durante millones de años, algo que ha buscado mediante sus dioses y templos, sacrificándose a sí mismo, convirtiéndose en un ermitaño y creyendo en todos los absurdos y ficciones por los que ha pasado.
Ustedes saben que hasta cierto punto es posible la explicación, la comunicación verbal, pero mas allá de eso no hay comunicación verbal lo cual no implica que haya alguna cosa misteriosa, metafísica ni parapsicológica. Las palabras sólo existen para fines de comunicación, para comunicar algo que pueda expresarse en palabras o por un gesto.
Pero no es posible poner en palabras lo que esta más allá de todo esto. Describirlo no llega a tener sentido alguno. Lo único que puede uno hacer es abrir la puerta, esa puerta que solo se mantiene abierta cuando existe este orden no el orden de la sociedad, que es desorden - el orden que adviene cuando usted ve realmente «lo que es», sin ninguna distorsión producida por el «observador». Cuando no hay distorsión alguna, entonces hay orden, que en sí mismo lleva su propia disciplina, extraordinaria, sutil. Y lo único que uno puede hacer es dejar abierta esa puerta, venga o no por ella esa realidad. No puede uno invitarla. Y, si uno es muy afortunado por alguna casualidad extraña, puede que venga y dé su bendición. Usted no puede buscarla. Después de todo, así son la belleza y el amor. No puede usted buscarlos; si los busca, llegan a ser simplemente la continuación del placer, que no es amor. Hay una dicha que no es placer. Cuando la mente se halla en ese estado de meditación hay dicha inmensa. Entonces el vivir diario, con sus contradicciones, brutalidades y violencias, no tiene aquí lugar. Pero tiene uno que trabajar de manera muy intensa todos los días, para echar los cimientos; eso es lo único que importa, ninguna otra cosa. De ese silencio, que es la naturaleza misma de una mente meditativa, puede venir el amor y la belleza.
Jiddu Krishnamurti

divendres, 21 de desembre del 2012




A partir de hoy empieza a descubrir la serenidad y tranquilidad en un mundo imposible de entender.

Empieza a entender que el dolor que has vivido y los problemas que has experimentado, te dan el poder de caminar por la vida enfrentando cada situación con optimismo y valor.

No olvides que habrá seres cuyo amor y comprensión siempre estarán contigo, aun cuando te sientas solo.

A partir de hoy empieza a descubrir que hay muchos seres con infinita bondad para creer en un mundo de paz.

A partir de hoy empieza a experimentar el poder del abrazo, de una sonrisa y de las palabras generosas todos los días de tu vida.

Plantéate que puedas dar estos regalos tanto como recibirlos.

Experimenta poder ver el sol aun en medio de la tormenta.

Permanece enseñando amor a aquellos que odian, y deja que ese amor te fortalezca.

Entiende y recuerda que aquellos seres cuyas vidas has tocado y aquellos otros que han dejado su huella en ti, siempre ocuparán un lugar especial en tu corazón.

No importa si el encuentro fue corto y no lo que tú esperabas o deseabas.

Empieza a ver mas allá de de lo material.

Cuando tu belleza surge empiezas a valorizar más la bondad y generosidad que habitan en tu corazón.

Comienzas a encontrar tiempo cada día para apreciar y disfrutar de la belleza y el amor que te rodean.

No olvides que como seres humanos tenemos muchas cosas en común pero en el fondo todo somos diferentes.

Cuando tu belleza se ve comienzas a apreciar y respetar las diferencia.

Cuando tu belleza surge, lo que sientes que careces en el presente esta fortaleza en el futuro.

Empiezas a ver un futuro lleno de posibilidades y certeza de victoria sobre tus deseos.

A partir de hoy surge tu belleza interior y encuentras suficiente fortaleza en tu interior para determinar por ti mismo tu valor, y no dependes de la opinión de otros para reconocer tus virtudes.


Crecimiento Interior



Vivir es vibrar y sentir, es amar y gozar, es observar y superar, es dar y aceptar, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.



En realidad, el sufrimiento en esta vida no es más que la diferencia entre cómo son las cosa y cómo imaginas que deberían ser. Si llegas a aceptar las bendiciones de tu realidad presente sin sentir siempre que tu vida es superficial cuando la comparas con las vidas de otros, habrás dado un paso de gigante para convertirte en una persona más feliz y más sosegada.

                                                                   Robin Sharma



Muchas veces basta una palabra...una mirada, un gesto, para que la felicidad llene el corazón.
              
                                                                  Teresa de Calcuta
 

 "A partir de hoy surge tu belleza interior y encuentras suficiente fortaleza en tu interior para determinar por ti mismo tu valor, y no dependes de la opinión de otros para reconocer tus virtudes."




Las virtudes son la belleza de una persona;
son lo que hacen a una persona especial y distinta;
son el color, la forma y el perfil de su personalidad.
Determinan la forma en que una persona hace las cosas;
la forma en que se mueve, habla y viste.
La persona con virtudes quizás no tenga dinero
pero siempre dará la impresión de riqueza porque
todo lo que le rodea será de calidad.




Las virtudes brillan hacia el exterior y hacia todo:
hacia el cuerpo, el entorno y,en el fondo,
hasta el corazón del planeta;
llenan lo que está vacío, sanan lo que está enfermo
y calman lo que está intranquilo.



Sabiduria y Crecimiento Interior






Hoy en día, las personas parecen desesperadas por ser bellas, afanadas por ser atractivas para los demás… Esto, más que todo en el aspecto físico.
Existen centros de estética donde corrigen por medio de cirugías algo indeseado del cuerpo, gimnasios donde muchos van buscando un buen cuerpo, libros de belleza y cualquier cantidad de cosas y maneras para físicamente estar bien. Todo esto, bastante conocido por nosotros, ¿Verdad?
Pero, si pasamos a hablar de aquellas cosas que se promueven en la sociedad para tener belleza interior, entonces la lista parece ser más reducida, más aún si pasamos a hablar de resultados… Jóvenes con baja autoestima, con sentimientos de maldad, con pensamientos de fracaso y desdicha, etc.
Ahora, debido a esto, se vuelve realmente necesario tomar conciencia de la situación, de lo que está pasando con nosotros mismos y de lo que estamos haciendo por nuestro bienestar.
Ser atractivos y bellos físicamente, es algo absolutamente importante y maravilloso en nuestra vida, cuidar nuestro cuerpo y mantenerlo saludable y bien moldeado, es sin duda sensacional. Se experimenta un sentimiento de autorrealización y una mayor confianza en sí mismo por esto.
Sin embargo, el aspecto físico no es mayor ni menor que el aspecto interno, y es en este punto en el que la mayoría falla.
Algunos dirán “Pero es que la belleza interior nadie la ve, no importa que esté mal, igual no se darán cuenta, ni siquiera yo la puedo contemplar”… Dime una cosa, ¿Por qué pagas el impuesto de electricidad?, ¿Acaso ves la electricidad?, y ¿Acaso no es importante para ti? ¡Igual es la belleza interior! Siempre ha estado ahí y nunca la has tomado en cuenta, y luego te preguntas por qué tu vida está como está.

La belleza interna se da cuando tenemos una vida organizada, cuando somos ordenados y cuidadosos con nuestras emociones, cuando alimentamos nuestros valores, cualidades y talentos para con ello aumentan lo positivo y desvanecer naturalmente lo negativo.
Todo lo que conforma tu exterior, es el resultado de lo que llevas dentro. El dinero es un resultado, la salud es un resultado, la enfermedad es un resultado, la riqueza es un resultado, tu situación actual en cada una de las áreas de tu vida, es un resultado de lo que tú mismo eres.
Si tu interior no es hermoso, no está lleno de buena energía, de buenos sentimientos para brindar a los demás, de valor para trasmitir, de enseñanzas para brindar, de comprensión y afecto para los demás… Seguramente tu exterior no será como tanto lo sueñas.
Ocúpate de tu belleza interna tanto como te ocupas de la externa. Y si no te ocupas de ninguna, ¡Empieza de una vez!  Procura mantener un equilibrio en cuanto a la belleza, y reconocer tu interior y tu exterior como aspectos sumamente importantes cada uno.
No anheles que un árbol deje de dar naranjas cuando nació para ello, no puedes pretender que el poder de tu mente lo convierta en un árbol de mandarinas… De nada vale arrancar los frutos porque volverán a nacer. Más bien, cambia la raíz, la semilla… Así todo irá bien.

Desarrollo y crecimiento personal.

dilluns, 17 de desembre del 2012




Que el poder de la paraule i el poder de l'estima us acompanyi sempre, amb naturalitat, elegància, sinceridad , sensillesa i transperència.
Viviu amb passió tots el moments màgics...la màgia els transformará amb felicitat.

                        Nomes es fa realitat allò que previament has somiat

                                                         Bon Nadal




Haz lo que debas para fomentar tu amor por la vida. Busca tiempo para que te emocionen los placeres sencillos de la vida, los que tanto apreciábamos de niños. La mayoria de nosotros no apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

                                                                         Robin Sharma
 


1.- La verdadera paz interior no consiste en no encontrar dificultades... sino en superarlas...

   2.- Suceda lo que suceda, no perdáis jamás vuestra paz interior ¬aun cuando todo se trastorne¬. Porque, ¿qué cosas son de hecho todas las cosas de este mundo, en comparación de la paz del corazón?

   3. No permitamos que nuestro espíritu se agite o se inquiete... por cosa alguna.
  



Cuando estás en paz irradias una vibración, cuya cualidad permite que se sientan a salvo todos los que se encuentran a tu alrededor.
Si estás tenso y ansioso, emites un mensaje subliminal acerca de que hay algo que está mal, algo para temer. Las personas de tu entorno responden inconscientemente a este mensaje. O se conectan con este miedo y lo incrementan, o se distancian y te dejan solo. La tensión te separa de lo Divino por dentro y los problemas frecuentemente aparecen como insolubles.
Cuando encuentras el nivel profundo de serenidad interior toda la tensión en tu cuerpo se derrite, todo el miedo se disuelve. Estás abierto a la Luz y se presentan soluciones a los desafíos. Las puertas se abren y la vida fluye.

En un estado de calma, paz y serenidad eres como una roca. Nadie te puede lastimar ni hacerte enojar porque no se lo permites. Como ellos saben esto, nadie lo intenta.

Cada instante de la vida ofrece una oportunidad para crecer espiritualmente. Esto es así porque estamos constantemente pensando y cada pensamiento aumenta o disminuye nuestra frecuencia vibratoria. Un Maestro observa sus pensamientos, sabiendo que él crea el aura alrededor de sí. En cualquier momento, si estás ansioso, puedes detenerte y concentrarte en pensamientos calmos e imaginar resultados positivos para tus desafíos. Puedes imaginar un lugar sereno. Tu mente no sabe que es imaginación. Se cree que todo está bien y te relaja el cuerpo.
Las palabras crean los símbolos. Cada palabra que pronuncias tiene una forma. Puede ser un cubo de hielo, un reloj con alarma, una manta dorada o una rosa. ¿Tus palabras congelan, lastiman o le dan miedo a otros, o los fortifican, los sanan y los reconfortan? Empieza a observar los símbolos que envías a otros, puesto que vuelven hacia ti y se quedan en tu aura, donde atraen más de lo mismo, porque otra gente inconscientemente responderá a ellos.
El silencio es una profunda práctica espiritual.
Por supuesto, las acciones hablan aún más fuerte que las palabras o los pensamientos. Los Maestros Ascendidos hacen como a ellos les gustaría que les hicieran, por lo tanto cultivan el cuidado, la bondad, la generosidad, la aceptación, el coraje y las acciones de alta calidad. Los humanos, frecuentemente hablan tonterías. Son chismosos. Hablan de la guerra, enfermedades, del odio y demás basuras. Desafortunadamente, muchos tienden a pensar que cualquier otro tema de conversación es aburrido.
Si deseas ser un Maestro, no “compres” negatividad, porque hay otra verdad. Habla de la esperanza, de la luz, de las maravillas del universo. Llena tus conversaciones con inspiración. Busca la bondad en otros. Reconoce las buenas acciones y los logros.
Siente que tu aura se hace cada vez más radiante y pacífica.
Si deseas encontrar la paz interior bendice a tus enemigos. Todos somos uno. Todos somos parte de lo Divino. Nuestros enemigos vienen a nosotros como nuestros mayores maestros.
Cuando dejamos de culpar y empezamos a bendecir a otros, nuestra luz brilla y la serenidad interior se profundiza.
Para hallarnos en paz debemos tomar plena responsabilidad por nuestra vida. No podemos estar en paz si le damos a otro el poder de herirnos o hacernos enojar, de frustrarnos o hacernos sentir celosos. Si culpamos a otro por lo que han hecho sus acciones en nuestra vida o por cómo nos sentimos, somos víctimas. Las víctimas viven en la tercera dimensión.
Un Maestro dice: “Sucedió esto. ¿Cómo he permitido que entre en mi vida? ¿Cuál es el aprendizaje?” y hace algo al respecto. El aprendizaje de una persona puede ser amar y aceptar a alguien o a una situación. El aprendizaje de otro puede ser decir su verdad con claridad; hay quien puede necesitar un desafío o aun pelear por sus derechos. Cada uno debe ir hacia dentro para entender las pruebas que aparecen y manejarlas apropiadamente.
Para un Maestro, cada situación simplemente es. El perro muere, nace un bebé, se lastima una persona amada, se incendia una casa, ganas un premio, hay un problema en el trabajo. Un humano en la tercera dimensión reacciona con rabia, miedo o exaltación; su humor cambia de acuerdo con las circunstancias. El humano en la quinta dimensión se mantiene centrado.
Somos humanos y los humanos tienen emociones. Los Maestros lloran. Los Maestros se enojan. Jesús lloró. Jesús se enojó con los prestamistas. No podemos esperar ser diferentes. Está bien lamentarse, afligirse o alegrarse. Sin embargo, los Maestros rápidamente vuelven a equilibrarse. No gastan la energía pasando de un extremo de la emoción al otro extremo.
El miedo es el gran ladrón de la paz. El miedo es la ausencia de amor y de luz. Es el sirviente que nos recuerda que debemos aumentar la vibración de nuestros pensamientos con respecto al problema. Los Maestros les dan la bienvenida a los miedos y los enfrentan, puesto que son oportunidades para crecer.
Si te encuentras con el miedo, di una oración o llena tu mente con mantras. Reza por las cualidades que necesitas. Reza pidiendo resultados positivos. Esto te mantiene enfocado en la vibración superior y le dice al universo que estás listo para seguir avanzando. Una vez que hayas encarado el miedo, aprendido lo que te ofreció y aumentado tu vibración, ya nunca más te enfrentarás a ese desafío de vibración baja.
Si sientes que empiezas a tensionarte, profundiza y haz más lenta tu respiración. Las respiraciones lentas y profundas nos conectan nuevamente, porque estamos tomando no simplemente oxígeno sino prana, que es la fuerza vital Divina.
Si te sientes triste, ve a un sitio bello, con aire limpio y fresco. Luego respíralo a Dios nuevamente. Los Maestros, después de algún momento traumático o problemático, vuelven a equilibrarse tomando tres respiraciones; esto es algo que se puede practicar.

Crecimiento Interior

 



"No son las demás personas ni las circunstancias las que nos perturban, sino más bien nuestros propios pensamientos y actitudes sobre esas personas y circunstancias que nos producen inquietud"
(G.C. Jampolsky)
La paz con uno mismo y con los demás es hermana gemela del equilibrio, y si de verdad deseamos la paz, necesariamente habremos de poner fin a las hostilidades, luchas e inquietudes que fatigan el cuerpo y el espíritu. El equilibrio nos vendrá siempre del interior, de la aceptaci6n propia y de la aceptaci6n de los demás. Por el contrario, la intranquilidad y el desasosiego tienen como fuente primordial la batalla que todos libramos en nuestra propia mente al proponemos objetivos incompatibles, en conflicto, ya que hacemos depender nuestra paz interior, nuestro equilibrio, de que los demás cambien.
Es frecuente que achaquemos nuestros estados depresivos, nuestro mal carácter, nuestra desidia o nuestra desgracia a que familiares. amigos, compañeros de trabajo, vecinos o conocidos no respondan exactamente con su conducta a las expectativas concretas que teníamos sobre ellos, ni persiguen el objetivo que nosotros les habíamos fijado. Perdemos los nervios, nos desequilibramos y atormentamos porque los demás no amoldan su vida y su conducta a la nuestra y por eso les acusamos de ser la causa de nuestras desdichas y de que vivamos tan alterados.
Es absurdo hacer depender nuestro equilibrio, nuestra felicidad, nuestra paz interior del cambio de conducta que lleven a cabo otras personas en relación con nosotros, sencillamente porque al proponemos como meta cambiar a otra persona, le estamos otorgando el poder de decidir si disfrutaremos o no de paz y de felicidad. No existe una pretensión o una actitud más inmadura e infantil y, sin embargo, pocos adultos llegan a comprender en su vida que la paz, la madurez mental y el equilibrio son siempre un proceso interior, dinámico y privativo de cada individuo.
Es cada persona quien decide, elige y crea su propio clima interior y exterior de equilibrio y de paz, precisamente fomentando en su mente pensamientos de paz, equilibradores, de acogida y de amor.
Si no aceptamos a los demás como son, con sus limitaciones y defectos, damos entrada en nuestro corazón al desasosiego, las lamentaciones y los sentimientos negativos y de destrucción- Es cada persona, ella solita, quien crea sus propios estados depresivos, de frustraci6n, de venganza, de confusi6n y de ira al plantearse objetivos en conflicto, uno de los cuales, quizá el más grave, sea el hacer depender el propio equilibrio, la paz mental de los cambios que realicen otras personas. Son nuestros pensamientos quienes deben cambiar para lograr el equilibrio.
¿Cómo puede encontrar cualquiera su propio equilibrio personal y mantenerlo? Con la auto observación, con la vigilancia interior Cada vez que te descubras a ti mismo culpando a otros de tus desgracias y problemas, pretendiendo cambiarles para que se amolden a tus deseos y pretensiones, estás alentando tu propio desequilibrio. Siempre que dentro de ti, en tu mente o en tu corazón se produzca una reacci6n desequilibrada, equilíbrala al instante recurriendo al amor, la comprensi6n, el perd6n y la generosidad.
Por una vez y sin que sirva de precedente, termino esta página con unas cuantas máximas que me ha mandado sobre el equilibrio un asiduo lector de Jerez de la Frontera, Manolo Rincón:
  • Ocuparme menos de mí mismo y prestar más atención a lo que necesiten los demás, sobre todo mi familia. Lo importante son los afectos que nos unen a nuestros seres queridos.
  • Renunciar a toda vanidad y pretensión de superioridad frente a los demás. Tratar de resolver mis problemas y progresar mediante el trabajo y el estudio.
  • Reconocer mis errores y tratar de corregirlos, sin dramatismo, pero con prontitud y firmeza.
  • Mantener siempre mi talante optimista para afrontar la vida con decisión, serenidad y alegría.
  • Conducirme en todo momento con rectitud y honestidad, respetando y aceptando a los demás.
  • No dejarme influir por ciertas pretensiones y actitudes apremiantes o descalificadoras de quienes necesitan autoafirmarse en detrimento de los demás.
  • No responder jamás a provocaciones, ni entrar en discusiones inútiles acerca de la valía personal.
  • Decir no cuantas veces sea preciso cuando no esté de acuerdo con aquello que se demande de mí.
  • Aceptar la vida con sus dudas e incertidumbres, tratando de mejorar aquello que de mí dependa y no agobiarme por dificultades y fracasos.
  • No perder el tiempo con quejas inútiles ni caer en la trampa de juzgar, criticar y descalificar a los demás.
Por el psicólogo y psicopedagogo: BERNABÉ TIERNO - EL SEMANAL, 1.997

dimecres, 12 de desembre del 2012




             "Sólo el valor en el camino hace que el camino se manifieste"

                                                          Anónimo

 

 

Desiderata por Max Ehrman

 

Camina placidamente entre el ruido y la prisa y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. En cuanto sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad en una manera, serena y clara; y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante también ellos tienen su propia historia. Esquiva a la personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, que por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en los negocios, pues el mundo está lleno de engaños, más no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe. Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales. La vida esta llena de heroísmo.
Sé sincero contigo mismo, en especial no finjas en el afecto y no seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños, es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaire las cosas de la juventud. Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja en las adversidades repentinas.
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Sobre una sana disciplina, sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del Universo, no menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir. Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el Universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios, cualquiera sea tu idea de Él, y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida, que aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso. Sé cauto.

¡ESFUÉRZATE POR SER FELIZ!




Se puede vivir una larga vida sin aprender nada, Se puede durar sobre la tierra sin agregar ni cambiar una pincelada del paisaje, Se puede simplemente no estar muerto sin estar tampoco vivo. Basta con no amar nunca a nada, a nadie, es la única receta infalible para no sufrir.
 Yo aposté mi vida a todo lo contrario”

(Caballos salvajes película Marcelo Piñeyro)




Una amiga me decía que no piensa enamorarse mas ” es un precio demasiado alto” el concepto y las cicatrices es relativo a su persona. Dejar que el pasado condicione la forma de actuar en el presente no es buena idea ni buena elección. Que en el presente uno o ambas partes de una pareja suelen competir por ver quien proyecta exige y crea expectativas suele ser cierto, añadiendo demasiadas veces celos egoísmo y manipulación… Este catalogo de “virtudes” no son parte del amor son añadidos por un mal aprendizaje,.. El querer abandonar el jardín por temor a encontrase con alguna oruga evita que conozcas a una mariposa si es un precio demasiado alto.

Relatos y Confidencias
Vuelo mariposas



A cualquier problema que tengamos le hemos de dar espacio si queremos solucionarlo. La forma natural de crear espacio y volver a un estado natural de amorosa armonía es ser el espacio mismo. En medio de una discusión acalorada, silénciate. Espera a dar tu punto de vista cuando estés mas calmado. Hablar estando dominado por emociones dañinas es siempre perjudicial.
 El silencio es a menudo la mejor opción. Las palabras que pronunciemos tras el silencio tendrán más fuerza y credibilidad. Da prioridad cada dia a estar un rato contigo mismo, creando un espacio de luz, de paz, de tranquilidad. Así como las energías distorsionadas de la agresividad se contagian, la luz y la alegría también. Solo podemos salir al mundo a expandir luz si nosotros mismos somos luz.

Maite Bayona

dilluns, 10 de desembre del 2012



Aquestes festes Nadalenques m'he proposat se solidària amb tota la gent que no té ni un tros de pà per menjar, ni unes sebates per posar-se ni una mà per agafar.
Ánime solidària, voluntària i anti-consumisme.
 
 
Un fenómeno a destacar cada año como preámbulo de la Navidad es la aparición de millares de personas solidarias que se plantean nuevos propósitos. Aumentan los anuncios y las buenas palabras. ¿Qué pasa? ¿Qué somos buenos y comprensivos en Navidad y durante el año pasamos olímpicamente del necesitado? ¿Nos ponemos tiernos porque deseamos que se nos perdonen nuestras culpas? Simplemente patético y con una gran carga de hipocresía. Lo importante es ser buena gente durante todo el año.
Algo puntual que se repite cada año son los mismos mensajes, argumentos y parafernalia subjetiva con el fin de cobrar protagonismo. Las buenas acciones se hacen y no se divulgan. A pesar de todo ello y como dice el refrán «más vale tarde que nunca» y bienvenida sea esa solidaridad aunque sea en Navidad; festejo, por otra parte, que hemos convertido en una celebración consumista de primer orden, una celebración que ni interpela ni cuestiona la conciencia; un festejo que adormece el espíritu con sus luces y champán y satisface a los afortunados, consuela a los pobres y contenta a todos.
 
Solidaridad Navideña
 
 



Los psicólogos explican que las personas altruistas son más felices que aquellas personas que son egoístas. Pues bien, la Navidad es un tiempo especialmente propicio para las causas sociales. De hecho, los rostros populares también muestran en este tiempo su cara más solidaria como bien hicieron recientemente, los dos tenistas más importantes del momento: Roger Federer y Rafa Nadal dejaron por un momento su rivalidad de lado jugando un partido a favor de la infancia. La solidaridad muestra el compromiso social de cualquier persona con su entorno, es decir, refleja la toma de conciencia que debemos tener a la hora de mejorar este mundo tan lleno de injusticias.

Para tener una Navidad feliz te aconsejamos que practiques la solidaridad no sólo en estas fiestas sino también el resto del año. Puedes buscar información sobre diferentes organizaciones que existen en tu ciudad con el objetivo de obtener datos sobre la labor que te gustaría realizar. Es decir, debes pensar si te gustaría trabajar como voluntario en labores solidarias con ancianos, niños, inmigrantes o cualquier otro colectivo.

El voluntariado es una actividad excelente para jóvenes pero también para mayores. De hecho, muchos jubilados deciden dedicar parte de su tiempo a alguna causa social. La solidaridad es un valor en alza para aquellas personas que tienen una noción plena de la vida como un tesoro que merece la pena disfrutar con todos los sentidos en contacto pleno con otro ser humano. Además, la solidaridad es un acto que reporta emociones positivas y gratificantes, también ayuda a conocer gente nueva y diferente.

Cada día debes pensar en una buena causa que puedes realizar en tu entorno más cercano. Se trata de gestos sencillos que puedes tener con algún amigo, un familiar o incluso, con un vecino. Los pequeños gestos te ayudarán a estar mejor contigo mismo. Algunas personas viven pensando en recibir a pesar de que así no pueden ser felices. Es mejor que cambies la actitud y vivas pensando en darte a los demás.

Navidad Solidaria


SOLIDARIDAD



¿Por qué solidaridad?
Solidaridad, porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad, porque todos necesitamos de todos, porque todos estamos juntos en este barco de la civilización; porque somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos.
 
Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin común, hablamos de solidaridad.
 
 La solidaridad es un valor de gran trascendencia para el género humano, pues gracias a ella no sólo ha alcanzado los más altos grados de civilización y desarrollo tecnológico a lo largo de sus historia, sino que ha logrado sobrevivir y salir adelante luego de los más terribles desastres (guerras, pestes, incendios, terremotos, inundaciones, etc.) es tan grande el poder de la solidaridad, que cuando la ponemos en practica nos hacemos inmensamente fuertes y podemos asumir sin temor los más grandes desafíos, al tiempo que resistimos con firmeza los embates de la adversidad.

La solidaridad implica afecto: la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, todo eso puede no constituir propiamente un deber de justicia, pero si es un deber de solidaridad.


El que es solidario se interesa por los demás, pero no se queda en las buenas intenciones sino que se esmera por ayudarlos de manera efectiva cuando se encuentran en dificultades. Esta manera de ser es inspirada por el deseo de sentirse útil y hacer el bien y se ve recompensada cuando las condiciones de vida de aquellos a quienes se quiere ayudar mejoran. La solidaridad, cuando persigue una causa noble y justa (porque los hombres también se pueden unir para hacer daño) cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno.

Fuente, google

dimecres, 5 de desembre del 2012

                   


                             
                         En aquesta vida tot es un començar... i també tot un acabar...   



Aquesta frase te un vertader sentit, puc donar fè....gracies per existir.

         "El valor de las cosas no está en el tiempo que duren sino en la intensidad con que suceden, por eso existen...momentos inolvidables, cosas inexpicables y personas incomparables".



Para vencer, antes hay que ceder. En lugar de oponerse al cambio, hay que fluir con él. La naturaleza del agua es fluir. Sigue la corriente. No se resiste. No duda antes de ceder. Pero también es una de las fuerzas más poderosas del mundo.

                                                                            Robin Sharma

Mariposas de plástico




La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse sin temor a verse defraudado, transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes lo rodean. En ocasiones el concepto de bondad es confundido con el de debilidad. A nadie le gusta ser "el buenito" de la oficina, de quien todo el mundo se aprovecha. Bondad es exactamente lo contrario, es la fortaleza que tiene quien sabe controlar su carácter, sus pasiones y sus arranques para convertirlos en mansedumbre.

La bondad es una inclinación natural a hacer el bien, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades, siempre paciente y con ánimo equilibrado. Este valor, por consiguiente, desarrolla en cada persona la disposición para agradar y complacer en justa medida a todas las personas y en todo momento.

¿En qué momentos nos alejamos de una actitud bondadosa? Es muy sencillo apreciarlo en las actitudes agresivas que se adoptan con los malos modales y la manera de hablar, a veces con palabras altisonantes, con la razón de nuestra parte o sin ella; la indiferencia que manifestamos ante las preocupaciones o inquietudes que tienen los demás, juzgándolas de poca importancia o como producto de la falta de entendimiento y habilidad para resolver problemas. ¡Qué equivocados estamos al considerarnos superiores! Al hacerlo, nos convertimos en seres realmente incapaces de escuchar con interés y tratar con amabilidad a todos los que acuden a nosotros buscando un consejo o una solución.

Equivocadamente, nuestro ego puede regocijarse cuando alguien comete un error a pesar de las advertencias, casi saboreando aquellas palabras de: "no quiero decir te lo dije, pero... te lo dije", y nos empeñamos en poner "el dedo en la llaga", insistiendo en demostrar lo sabios que son nuestros consejos; seguramente todo esto sale sobrando, pues la persona ya tiene suficiente con haber reconocido su error y quizá en ese momento esta afrontando las consecuencias.

La bondad no se detiene a buscar las causas, sino a comprender las circunstancias que han puesto a la persona en la situación actual, sin esperar explicaciones ni justificación y en procurar el encontrar los medios para que no ocurra nuevamente. La bondad tiene tendencia a ver lo bueno de los demás, no por haberlo comprobado, sino porque evita enjuiciar las actitudes de los demás bajo su punto de vista, además de ser capaz de "sentir" de alguna manera lo que otros sienten, haciéndose solidario al ofrecer soluciones .

Una persona con el ánimo de "exaltar" su bondad, puede subrayar constantemente "lo bueno que ha sido", "todo lo que ha hecho por su familia", "cuánto se ha preocupado por los demás" y eso por supuesto no es bondad. La bondad es generosa y no espera nada a cambio. No necesitamos hacer propaganda de nuestra bondad, porque entonces pierde su valor y su esencia. El hacernos pasar por incomprendidos a costa de mostrar lo malos e injustos que son los demás, denota un gran egoísmo. La bondad no tiene medida, es desinteresada, por lo que jamás espera retribución. Podemos añadir que nuestro actuar debe ir acompañado de un verdadero deseo de servir, evitando hacer las cosas para quedar bien... para que se hable bien de nosotros.

El ser bondadoso tampoco equivale a ser blando, condescendiente con la injusticia, o indiferente ante lo que esta bien o esta mal en las actitudes y palabras de quienes nos rodean, por el contrario, sigue siendo enérgico y exigente, sin dejar de ser comprensivo y amable. Del mismo modo, jamás responde con insultos y desprecio ante quienes así lo tratan, por el dominio que tiene sobre su persona, procura comportarse educadamente a pesar del ambiente adverso.

La bondad, como hemos visto, va más allá que un simple ofrecimiento de cosas materiales en condiciones precarias, para fomentar este valor en nuestra vida podemos considerar que debemos:

- Sonreír siempre
- Evitar ser pesimistas: ver lo bueno y positivo de las personas y circunstancias
- Tratar a los demás como quisiéramos que nos trataran: con amabilidad, educación y respeto.
- Corresponder a la confianza y buena fe que se deposita en nosotros.
- Ante la necesidad de llamar fuertemente la atención (a los hijos, un subalterno, etc.), hacer a un lado el disgusto, la molestia y el deseo de hacer sentir mal al interesado: buscar con nuestra actitud su mejora y aprendizaje.
- Visitar a nuestros amigos: especialmente a los que están enfermos, los que sufren un fracaso económico o aquellos que se ven afectados en sus relaciones familiares.
- Procurar dar ayuda a los menesterosos, sea con trabajo o económicamente.
- Servir desinteresadamente.

El valor de la bondad perfecciona a la persona que lo posee porque sus palabras están cargadas de aliento y entusiasmo, facilitando la comunicación amable y sencilla; sabe dar y darse sin temor a verse defraudado; y sobre todo, tiene la capacidad de comprender y ayudar a los demás olvidándose de sí mismo.


Crecimiento Interior

dilluns, 3 de desembre del 2012





Todos los que hemos vivido y vivimos buscando la verdad, nos hemos encontrado en el camino con muchas  ideas que nos sedujeron y habitaron en nosotros con la fuerza suficiente como para condicionar nuestro sistema de creencias.
Sin embargo, pasado un tiempo, muchas de las verdades terminaban siendo descartadas porque no soportaban nuestros cuestionamientos internos, o porque una "nueva verdad", incompatible con aquéllas, competía en nosotros por los mismos espacios. O simplemente porque estas verdades dejaban de serlo.
En cualquier caso, aquellos conceptos que habíamos tenido como referentes dejaban de ser tales y nos encontrábamos, de pronto, a la deriva. Dueños del timón de nuestro barco y conscientes de nuestras posibilidades, pero incapaces de trazar un rumbo confiable.

Cuentos para pensar



La realidad no es como a mi me convendría que fuera.
No es como debería ser.
No es como me dijieron que iba a ser.
No es como fue.
No es como será mañana.
La realidad de mi afuera es como es.

Cuentos para pensar
Jorge Bucay



Hoy en día existen diferentes terapias que pueden contribuir a mejorar nuestra calidad de vida.

Todo aquello que engloba nuestra totalidad de forma práctica nos facilitará integrar en armonía cualquier proceso.

Llegar a la profundidad de nuestra esencia será fundamental para realizar cambios verdaderos.

Es importante recordar que el viaje que hicimos hasta llegar aquí, fué atravesando diferentes estados celulares hasta el momento del nacimiento.

La primera experiencia con la que entramos en contacto con esta realidad fué a través de la concepción, en el mismo momento en que dos células se fusionan entramos en contacto con el “juego de la realidad”.

Desde ese momento ya existe toda una configuración alrededor de nuestras vidas con la que iremos conviviendo paulatinamente.

La etapa Intrauterina será de suma importancia, todo aquello que se vivencia en la gestación y en la experiencia del nacimiento formará parte de más o menos el 50% de todo aquello que se desarrollará posteriormente en nuestras vidas.

Muchos traumas y dinámicas personales se formarán desde aquí, quedándose fijadas como “memorias”.

La etapa de la infancia será otra huella de experiencias, liberar a nuestra niño/a interior será la semilla que permitirá la apertura de potenciales y cualidades latentes.

Las sesiones facilitan desbloqueos emocionales, liberar problemas psicosomáticos, traumas, autoconocimiento, mejorar la autoestima, relajación, abordar el estrés, ansiedad o depresión, abordar memorias repentinas que aparentemente nada tienen que ver con la realidad presente, así como, activar potenciales y la creatividad, produciendo cambios importantes que aportan una perspectiva más amplia, lúcida y amorosa de la propia vida.

El primer vínculo que establecimos con la vida vino a través de la madre y esa experiencia está llena de claves y pistas que nos dejamos un día a nosotros mísmos para recordar partes de nuestro “origen”.

Conectar con nuestro origen es el propósito del camino que transita el ser humano y éste “Origen” es amplio y lo dejo abierto a tu comprensión.


Psicoterapia.

divendres, 30 de novembre del 2012




Per a tú mare...

Encara que passi el temps...encara que els records és difuminin amb ell....encara que les imatges d'amargor d'aquell dia hagin agafat templança amb el pas del temps...sempre...ets i seràs molt viva dins els meus pensaments i dins la profunditat del meu cor cada día de la meva existencia.



Em vaig dirigir cap el pont
on la meva mare
havia mort,
però tenia l’esperança
que fos mentida,
i si fos veritat, ella estaria al meu cor.



Vaig pensar que estaria al cel,
perque era bona persona,
d’aquelles que enraonen,
i que ajuda a la gent,
amb bona fé.



Jo penso, que, com està al cel,
quan plou, és que plora,
i que la pluja
és el fruit del seu plorar.
I quan escolto el cant d’un ocell,
és ella i el seu cantar.

dijous, 29 de novembre del 2012





Comprométete sinceramente a convertirte en una persona que vive la vida en un estado constante de gratitud y de expectación positiva. Ten grandes sueños, pero disfruta también del lugar donde te encuentres en cada momento. Lo cierto es que el camino es tan importante como el lugar de destino. Cuando logres mantener esta forma de pensar, sin duda alguna la vidda derramará sobre tí su abundancia.

 Robin Sharma





Quiero que me oigas sin juzgarme
Quiero que opines sin aconsejarme
Quiero que confíes en mí sin exigirme
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí
Quiero que me cuides sin anularme
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí
Quiero que me abraces sin asfixiarme
Quiero que me animes sin empujarme
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí
Quiero que me protejas sin mentiras
Quiero que te acerques sin invadirme
Quiero que conozcas las cosas mias que más te disgusten
Que las aceptes y no pretendas cambiarlas
Quiero que sepas...que hoy puedes contar conmigo...
Sin condiciones.

Cartas para Claudia

dimecres, 28 de novembre del 2012





A la Vida...

Estoy más que consciente que mis sueños, no son mis sueños, son los sueños que tu tienes para mí.
Sé que de ti provienen el querer como el hacer. Eres tu quien siembras los anhelos y las ilusiones.
Estoy convencida de que obrarás en tu tiempo, solo te pido que me ayudes a mientras tanto no rendirme ni resignarme.
 
 Vivirte apasionadamente cada día que me permitas en esta tierra, no me conformo con ser expectadora, quiero vivir mi historia de la mejor manera posible, pero en ti se refugia mi corazón y descansa mi alma.
La templanza es el equilibrio y la moderación de las pasiones, un estado neutral de armonía y sin desbordes.
 
Estoy más que consciente que mis sueños, no son mis sueños, son los sueños que tu tienes para mí.
 
Yo quiero más que existir, vivir.



Vivir no es solo existir,
      sino existir y crear,
         saber gozar y sufrir,
           y no dormir sin soñar.
              Descansar, es empezar a morir.

                                                    Gregorio Marañón
        
         





Hombre o mujer si tienen libertad interior, pero muchas veces no actuan como si realmente fueran libres.

                                                                Mario Alonso Puig


 
 
 
Templanza.
 
"La templanza es una virtud porque modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados".  

"Quien es intemperante se abandona al dominio de sus impulsos, arremete contra otros por su codicia y se perjudica a si mismo."

 
La templanza significa sobriedad. Es la virtud por la cual empezamos a darnos cuenta de cu

áles son nuestras necesidades reales y que van, por tanto, alineadas a nuestro bienestar y desarrollo, y cuáles son imaginarias y producto de los deseos inagotables que nacen de las carencias que produce el ego y son por tanto perjudiciales. Desde la sobriedad se manejan de manera adecuada los recursos, evitando tanto los excesos como las carencias.



La templanza es la virtud que permite dominar racionalmente los apetitos y moderar la atracci

ón hacia los placeres sensibles y el uso de los bienes creados. La disposición natural al gozo puede hacer obrar desordenadamente al ser humano. Existe en él una rebelión de los diferentes egos contra el dominio del propio espíritu, contra el vivir consciente y el obrar adecuado.



La moderaci

ón, la medida y la castidad, al mantener y defender el orden en el propio interior, crean los fundamentos necesarios para la realización del bien. Sin la templanza, el instinto de la propia afirmación que hay en el ser humano rebasaría todas las fronteras y anegaría todo cuanto encontrase en su marcha. Se perdería la orientación y el raudal de energías jamás encontraría el mar de la perfección en que deben desembocar. La templanza no es el caudal, sino la madre del río que canaliza sus ímpetus y su velocidad y abre el paso preciso.



La tendencia natural hacia el placer sensible que se observa en la comida, la bebida y el deleite sexual es la forma de manifestaci

ón y el reflejo de fuerzas naturales muy potentes que actúan en la propia conservación. Estas energías vitales representan la actividad de la vida y, cuando se desordenan, se convierten en energías destructoras.



La lujuria, la gula y los deseos desordenados de placer dan lugar a una ceguera del esp

íritu que incapacita para ver los bienes del espíritu y quita la fuerza de la voluntad. En cambio, la sobriedad nos hace capaces y nos dispone para la vida espiritual. No muere el alma porque le falte algo sino porque algo la envenena.



Nuestra existencia consiste en ser conscientes y en obrar adecuadamente, por eso se dice que cuando alguien vive espiritualmente es fiel a s

í misma. La lujuria y la gula destruyen de una forma especial esa fidelidad del ser humano consigo mismo y ese permanecer en el propio ser. Ese abandono del alma, que se entrega desarmada al mundo sensible, paraliza y aniquila más tarde la capacidad de decidir y de obrar adecuadamente. El alma no es entonces capaz de escuchar silenciosa la llamada realidad, ni de reunir serenamente los datos necesarios para adoptar la postura justa en una determinada circunstancia. El ser humano se ha hecho parcial y se insensibiliza para percibir la totalidad de su realidad. Y esto significa el mal uso y corrupción de la prudencia, la ceguera del espíritu y la desaparición de la vida espiritual. Todo buen propósito quedará siempre amenazado por la inconstancia y teñido por los deseos más bajos.



Las realidades llamadas sensibles juegan un papel tan importante como las sutiles en el conjunto de la Vida, pero se les debe dar el valor adecuado. El ser humano lujurioso, goloso y

ávido de placeres quiere, pero quiere exclusivamente para sí mismo; siempre se halla distraído por un interés ilusorio, que no es real. La obsesión de gozar, que lo tiene siempre ocupado, le impide acercarse a la realidad serenamente y le priva del auténtico conocimiento. El mirador del alma se vuelve opaco, empolvado por el interés egoísta, que no deja pasar hasta ella el aroma de la Vida. Sólo puede ver y oír quien guarda un silencio consciente, y sólo emite Luz la pureza.



La templanza es castidad, pero buscar el propio inter

és en la lujuria, el provecho en la gula y en los placeres sensibles, lleva sobre sí la maldición de un egoísmo estéril. La castidad no sólo capacita y predispone para percibir correctamente la realidad, creando así conductas acordes con ella, sino que prepara el alma para la contemplación, esa forma sublime de contacto con la verdad objetiva en que se confunde el conocimiento límpido con la amorosa entrega.



Mediante la vida espiritual, el ser humano entra en comuni

ón con Dios asimila la Verdad, que es el bien supremo, y obra adecuadamente. La esencia de la persona espiritual y virtuosa consiste en vivir abierto a la verdad real de las cosas, vivir la verdad que se ha incorporado al propio ser y obrar adecuadamente. Sólo quien sea capaz de ver esto y de realizarlo en su propia vida será también capaz de entender hasta qué profundidades llega la destrucción que en sí mismo desencadena un corazón impuro.



No s

ólo la acción consumada constituye una equivocación, sino también la complacencia voluntaria en la representación mental del placer que acompaña a esa acción, pues no es posible imaginar ese placer sin la aceptación de la realización material. Así, todo lo que procede de la complacencia voluntaria es una equivocación y una falta.



La lujuria destruye el verdadero gozo de lo que es sensiblemente bello, pues la persona, al percibir la belleza sensible propia de cada cosa, tiende siempre a reducirlo al deleite sexual. S

ólo percibe la belleza del mundo y la disfruta quien lo contempla con mirada limpia. La alegría del corazón es el agradable fruto de la muerte del ego. Cuando esa alegría está presente se puede estar seguro de que la simpleza de seguir una doctrina o unos ideales, o la estirada vanidad de quien sólo se mira a sí mismo, se hallan lejos. La alegría del corazón es una señal inequívoca de la verdadera templanza que sabe, sin egoísmos, conservar y defender el verdadero valor de la persona.



La templanza es el origen y la condici

ón de toda verdadera valentía. En cambio, el infantilismo de un alma desordenada no sólo acaba con la belleza, sino que crea seres pusilánimes. Cuando el ser humano pierde esa moderación de carácter integral, disipa su esencia y su energía y se hace inservible para plantar cara a la fuerza del mal, que causa estragos por el mundo



Todas las formas de

ísmo van acompañadas de la frustración y de la desesperación de no lograr lo que tan ardientemente se busca, el apaciguamiento y la satisfacción del ego. Toda búsqueda desordenada del propio ego tiene que ser forzosamente un fracaso, aunque es posible que la perversión ofrezca en recompensa el aturdimiento y la fuga constante de sí mismo.



La destemplanza es una espantosa carga y una insoportable servidumbre. Por el contrario, la moderaci

ón libera, purifica y produce limpieza interior. Una pureza total significa relacionarse con las cosas y personas de una forma desprendida, serena y transparente, significa una tesitura del alma tan compleja y tan sencilla como el aire al amanecer el día y, en el fondo, significa responder apropiadamente a los embates del propio ego. Es algo así como la desnudez en que se queda el alma cuando la ha sacudido un dolor tremendo, llevándola de un bandazo a las orillas de la nada o a rozar la muerte -el dolor, la tragedia produce purificación y el sufrimiento revela que existe apego. El estado de serenidad es algo que acompaña siempre a la pureza.



Llega un momento en que la virtud de la templanza, que conserva y defiende el orden interior, se hace visiblemente bella y con ello embellece al ser humano. La verdadera belleza es la que se irradia al hacer propio lo verdadero y lo bueno, no la belleza facial o sensitiva de una agradable presencia. La templanza, como orden de la esencia del ser humano, no puede ocultarse, como no se oculta el alma, ni nada de lo que es la vida interior.
 
Crecimiento Interior