dilluns, 10 de desembre del 2012

 
 
Un fenómeno a destacar cada año como preámbulo de la Navidad es la aparición de millares de personas solidarias que se plantean nuevos propósitos. Aumentan los anuncios y las buenas palabras. ¿Qué pasa? ¿Qué somos buenos y comprensivos en Navidad y durante el año pasamos olímpicamente del necesitado? ¿Nos ponemos tiernos porque deseamos que se nos perdonen nuestras culpas? Simplemente patético y con una gran carga de hipocresía. Lo importante es ser buena gente durante todo el año.
Algo puntual que se repite cada año son los mismos mensajes, argumentos y parafernalia subjetiva con el fin de cobrar protagonismo. Las buenas acciones se hacen y no se divulgan. A pesar de todo ello y como dice el refrán «más vale tarde que nunca» y bienvenida sea esa solidaridad aunque sea en Navidad; festejo, por otra parte, que hemos convertido en una celebración consumista de primer orden, una celebración que ni interpela ni cuestiona la conciencia; un festejo que adormece el espíritu con sus luces y champán y satisface a los afortunados, consuela a los pobres y contenta a todos.
 
Solidaridad Navideña
 
 

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